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ESTAMPAS HUANCAVELICANAS

PROMESA NO CUMPLIDA

Había una vez una pareja de enamorados que se dieron la

palabra de honór para que juntos y de común acuerdo vivie–

ran sin jamás separarse. Como los padres de la muchacha no

deseaban que contrajera matrim0nio, huyeron hacia una cue–

va. Un día se les agotó la provisión de alimentos y también

el dinero. Entonces el hombre decidió ir a casa de sus padres

a hurtar un poco de dinero. En efecto, llegó a media noche y.

furtivamente se introdujo al dormitorio donde al lado de unos

pellejos estaban las talegas de plata. El padre sintió al ladrón

y asestándole un hachazo en la cabeza, lo mató. Al encender

una vela se sorprendió que era su propio hijo. Angustiado

y

lloroso, así como sus parientes, enterráronle al día siguiente.

Mientras tanto, la muchacha en la cueva, la noche de la

desgracia en sueños se le representó un velorio, el entierro, el

trajín de lo.s familiares vestidos de negro, y, en medio de todo

esto veía a su enamorado sonriente y lleno de vida.

Después de dos días de ausencia llegó el prometido a la

cueva, transformado, sin poder mirar de· frente ni levantar

la cabeza.

-Por qué te has tardado? ¿Quién ha muerto? ¿Qué me

has traído? El, con voz gangosa y casi imperceptible, le dijo:

te he traído ¡µn poco de olluco, cancha y charqui. Ella se fas–

tidió y renegando le respondió: no puedo soportar esta vi–

da. Ahora mismo me regreso a casa de mis padres! Entonces

el hombÍ·e le recordó que ella le había prometido, bajo palabra

de honor, soportar toda situación y si fuera posible morir

juntos, por eso, siguió diciéndole, camina por delante que te

voy a llevar a otro sitio más cómodo.

Después de una larga caminata llegaron a una quebra–

da donde sobre una roca estaba la Virgen del Rosario. Ella

hizo la señal de la Cruz, y entonces la Virgen habló: el hom-