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' LA PASTORA
Había un pastor que tenía una hija muy simi/ática más
o menos de seis años. Siempre se quedaba al cuidado de las
ovejas en las chacritas cercanas a· la choza. Un día se le ex·
travió una oveja. Llorando y asustada llegó a una cueva y se
encontró con la Virgen del Perpetuo Socorro.
·
-Estoy buscando a mi ovejita, Señora, si no la encuen-
tro, mi padre me va a pegar.
-Sabes rezar y persignarte?. No me han ensefíado, res–
ºpondió la chica. Y mientras le enseñaba a hacer la señal de
la Cruz, se admiró
de
su •vestido roido y de su gran Rosario
de la Virgen.
-Le haré un vestido p111.chcando mi lana de oveja, le dijo
la chica. No, hija, cuando aprendas a rezar el Rosario, mi ves–
tido va a aparecer nuevo.
Y
ahora -terminó diciéndole- vuel"
ve a tu choza que la
o~ja
perdida te está esperandq en el ca–
mino. En efecto, encontró a su oveja y se completó la mana–
da.
Al día siguiente, agradecida la chica, con un Rosario he- ·
cho del excremento seco de las ovejas (tajia) , reto;-nó don–
de la Virgen. Y como había aprendido a rezar, la encon tró
elegantemente vestida con adornos de oro y plata.
Desde entonces no hallaba so.ciego en su choza; no veía
las horas de que amaneciera para, con el pretexto de ir a pas–
tar, fuera a saludar a la Señora.
Es que, era una criatura inocente y por eso se le apareció
la Virgen.
l;a muchacha llegó a la "flor de la edad", es decir, cum–
plió 15 años. Llovieron los pretendientes- y uno, el más in–
trépido, habló con sus padres de las buenas intenciones que
abrigaba para su hija.· Y quedaron en que, a Ja vuelta de
seis meses debían de contraer nupcias,