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Dejando para út.ros el dilucidar este problema de mera "topo–
grafía'' preguntemos, ¿cómo cura la gente esta enfermedad? Al
principio de ella se aconseja "tomar agua de orégano" u "orinas
de cristiano en ·ayunas", con lo q11e se cae en la célebre colección
de recetas del Dr. Mandouti. El término ''cristiano'' no es exclu–
sivo, sino genérico. Todos los
ind~viduos
pueden dar
sus
orinas para
este
tratamiento, porque para el pueblo, debido a la profundidad
y
extensión del sentimiento- religioso, muy evidente por otra parte,.
''cristiano '' significa no ser animal.
Cuando el mal se ha hecho crónico se ordena al enfermo ''comer
la comida con ají del monte (Capsicum microcarpum) tostado".
No sabemos si el "ají" será bueno para curar las enfermedades del
cuerpo, pero sí ''que es perjudicial a la salú.d, mayormente del
alma.,.
porqu~
provoca a 'sensualidad"
(1).
úsase también la inf-usión de hojas de "tala (Celtis tala) con
ruda (Ruta chalepensis), anís
y
·alcohol''. Algunos emplean el té
de ' ' toron ·il Melissa officinalis) ' ' o de ' ' culantro (Coriandium
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nar1a.
Se ía para aderezar los
a los que les daba un
suave gusto a anís.
· Los dolores de ''flato'' es la enfermedad obligada en épocas de
la fruta silvestre, que se consume en grandes cantidades, a falta
de otra alimentación, pues la pobreza y el estado social de las po–
blaci~nes
santiagueñas las ha constreñido al .
us~
involuntario de
un régimen, que ya lo quisieran las elegantes de la calle Florida.
EL FLUJO
Se hace una distinción al considerar esta enfermedad :
lo
es blanco
o amarillo? El "flujo blanco", llamado también "flores blancas",
es de poca importáncia. No sucede lo mismo con el "flujo amari–
Jlo ", casi siempre de naturaleza blenorrágica.
(1)
P.
J.
AoosTA:
His1;ori(J) N atura.l y Moral de las Inilrias,
pág. 371,
t.
1: