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los a enfriar en una fuente proporcionada; cuando se repose sacarás
la
gr~a,
y
con ella te darás friegas en la parte enferma, abrigándola
bien con bayetas sahumadas, sin salir afuera ;mientras dure la cu-
ración" (
1
). .
&
Es posible desear una permanencia más sólida del · conocimiento
humano a través ·de las edades que la que surge de esta
lección~
EL EN·VENENAMIENTO
No faltan remedios ni ·" .comedidos" en el vecindario para curar
los ''envenenamientos'', pero unos y otros no sirven de mucho en
tales circunstancias, los primeros porque no consultan ni los más
elementales principios terapéuticos que deben regir la
~conducta
de las
personas encargadas de aplicarlos y éstas porque no hacen más que
lamentarse. Además,
&
para qué hablar de antídotos si la causa del
''envenenamiento'' permanece casi siempre ignorada, aplicándose,
para contrarrest
,
alquier producto con sistemática
ignorancia~
&
P ra
buscar, e
ei
fá
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o e cosas inútiles,
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y
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diato o porque e
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resignación y de
i
o es que, para estos casos la medi-
cina popular, está poco m;enos que inerme. No obstante, suele pres–
cribir algunas recetas que llaman a vómito, como la que aconseja
"tomar vino con ajos", en la que se vislumbra una lejana influen–
cia mandoutiana (
2 ),
tanto más cuanto que algunos la recetan con
' 'sangre 'i cresta' '.
Hemos hablado de ''envenenamiento'' y olvidábamos mencionar
los ''venenos'' más comunes para el pueblo. Sin duda, existen tani–
bién aquí los ya conocidos y que por
turn~
se ponen de moda a favor
de las crónicas periodísticas sobre suicidios y ''otras yerbas'', pero,
en realidad, los que reciben el nombre de ''venenos'', no son propia–
mente tales, sino aquellos alimentos que por cualquier circunstancia.
han ' ' cáido mal'' o son de pesada digestión.
(1)
(Colección completa de r,ecetas del célebre doc.tor Mandouti,
1837).
(2)
En efecto, MandoutiJ en su obra citada, dice: "Muele ajos
y
con
.sangre de cresta de gallo bébelo. con vino
y
sanarás' '.