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STJCASUCA MALLCU
traba desde casi un siglo atrás, el gran emporio ,in–
dustrial de la plata boliviana, augusta ci tdad .del
Potosí, capital, en el Coloniaje, de ·las tres Amé–
ricas, el actual territorio de Bolivia no acusaba
otra ciudad de importancia,
y
en segundo lugar,
que la del Illimani , porque no tuviese evidencia
la mención de Chuquisaca en tal pues to, desde que
esa vi lla de los aborígenes charcas, desde su fun–
ción como Chuquisaca, fu é el prolongar se de la
metrópolis potosina, la cual , por· los rigores de su
clima hiriente, de frí gido y ventoso, trasladó allí a
sus mineros jubilados y las oficinas de justicia, su–
perior administración y con trol de impuestos, se–
mi narios, alto clero, e tc., en tal medida que la ac–
tual Sucte quedó constituida. en una cabecera de
distrito
y
pa ó a .ser el asien to de la Real Audien–
cia de Charcas. Siendo esta éiudad un apéndice,
primero, de P.oiosí, y luego su prolongación social
e in telectual , es lógico entender que al desmayar
el Cerro a ella le tocaba la misma suerte. Y esto
aun en la actualidad, porque la . demanda de me–
tales fu erte en Potosí es correlativa a la deman–
da de productos de los valles de Cinti , el Cachima-.
yu
y
Tarabuco, para no. citar otras zonas de'- abas–
teciimento de los mineros potosinos, con la consi–
guiente acividad comercial
y
caminera que afec–
ta provechosamente a los terra teni en tes y merca–
deres es tab}ecidos en Sue1·e. Y si
Poto~í
languide–
ce, Chuquisaca flaquea.
De manera que, perdida gran parte o lo ma–
yor de la grandeza potosina, La Paz, a los
cien
años de haberse anotaqo tan enorme disminución,
ya tení a, como
hemos visto, ci ncuenta y tantos
mil habitantes reunidos no al relumbre de aleda–
ñas vetas de pl ata, sino. al centro de una comarca