ZACARIAS MONJE ORTJZ
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en sentido em·opeo; por superioridad económica
y jer:árquica, y más otras razones, nunca habrá
sido explícito ·ni
comunicativo con · el
sacristán.
Ac;:aso ese cura le enseñó a leer, y al dotarle del
conocimiento, lo dejó sin que sepa escribir. Esto
comprueba mismamente lo limitado de la comu–
nicación de enseñanza ·que contenía el Coloniaje.
En consecuencia, Julián Apasa no
s~
convir–
tié>. en Tupakj Katári, bajo la
inspiración de las
miajas de cultura que· obten·dría junto a españoles.
El señor mariscal de campo, ascenso
póstu–
mo, héroe español del sitio de La Paz, sostiene que
el revoluc_ionado Apasa, <le los Ii.ombres
di chos
de aquellos caudillos del norte y Stld- de Ayoayo,
hízose uno
y
apareeió como jefe.
·
Tal es indudable, mas sólo en cualílto a lo apa–
r en te o extern o.
Porque si Apasa tomó el nombre de Tupakj
al
caudillo de Tinta,
(1)
y el apellido de Katari al
caudillo y mártir de Ghayanta, probamos que don
Juliár1 no es inventot· exclusivo de su nombre de
batalla, cuando mucho, y dejarnos sin explicacio–
nes lo mejor del caso, queremos decir el contenido
ideológico de ambas palabras. Nuestro silencio se–
rí a igual al de Segurola y al de cien más que ha–
brán escrito al respecto, y esto no debe permanecer
en tal estado.
Dejemos a los revoluciónarios que contribu–
yeron con parte de
su nombre
y
apelativo
a la
(l)
Tampoco éste era original. pues sólo imitó a un antepasa–
do suyo. mártir de Willkapampa (1.579), cuya inocencia fué conCM
cida en Maclri,d
y
motivó la desl\\ución aparatosa del virrey Tole•
do. por Felipe 11: aquel fué el primer Tupakj Amaru.