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Escucha los
gen1idos
que
.producen
mis quenas
Yo
también
corno
ellos
he nacido del Sol.
Pero si interesante
y
llena de atractivos fué la
. subida. aún mucho inayor los tuvo el des.censo que
no
fué
escaso
de
peligros.
•
Nuestro ·deseo fué visitar la fatnosa roca
de
~
.
Cllsihuarco,
c.onsus
bocaminas horadadas en la
peña
viva
y
·ver las no n1enos
célebres
estacas
en
que
según
la
leyenda fué
ahorcado
el
caudillo
Casi
y
la hern1osa
f1ustta
robada de la casa
ciel
Sol.
I)ara
ello
hubimos
de
dejarnos rodar
por
una
:angosta
y
profunda quebrada, llena de
nieve,
arrastrando u
1~
caballo
por
la
brida,
tarea
su111a–
n1ente
difícil
y
no exenta
de peligro.
Pero
nuestros
deseos fueron
a1nplia1nente satis–
fechos. Vímos las estacas
históricas
y
penetran1os
en la boca
mina,
de
la
que salió e.l II.
l~r.
Antonio
de San Pedro n1edio
afixiado
por la enorme canti–
tiad de
antiinonio que se respiraba
en
el
interior'.
Desde
c~usihuarco
nuestro desenso fué siguien–
do el camino que hiciera en su fuga el indio
Diego
Quispe, pasando hosques
y
quebradas,
su
bien
do
cerros
y
escalando peñas hasta bajar por
Cuntur–
Sencka
a
Huanlt.a
Ru111i,
donde
se
levanta el
San–
tuario.
I-Iabían1os, pué.5 recorrido
el
itenerario
de
los
dos videntes.
Vol
van1os
ahora a to1nar el hilo de
nuestra
.
~
11arrac1on.
Valero
divisó
las rocas de
liuanka-Run1i,
donde
estaba la pintura de la
que
tanto le ha pían hablado
desde
las
alturas de
Occoruro,
1nuy cerca de
ellas.
Bajó a
Ñnh.ui-Huaicko
quebrada del ·ojo,
y
se detu.
vo
en
el lugar que
hoy
ocupa
el parque
de Siloé
(1 ); de
~hí
siguió
por
Cco11cho-JJata,
borra alta,
y
llegó al lugar. n1ismo de
]as
apariciones a Quispe.
f1)
Nnmbre que .rlió a este sitio el actual C:apeHán al
couve~tirio
f.JJ1 lla
l1ermoso
purql1e.