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l.USllONT.AltAS
dad al H uaco y a la poblaci6n indigena
de
Sana–
gasta-verdaderas avanzadas de la conquista
inca–
sica-le dan a los ojos del observador la
mas
alta
'importancia como elemento de criterio hist6rico,
y
para conocer por analisis todo el sistema militar
de aquellos emperadores que supieron imponer su
ley
a los cuatro vientos (I ) .
No podia
el
invasor castellano poner en juego
sus artes,
en medio de aquella naturaleza erizada
de peligros
y
generadora de
f
enomenos
tan
impo–
nentes.
Cada curva del
camino
presenta una sorpresa, y
su paso sigiliso es Elelatado
por
el
huana.coque
duerme rodeado de la tropilla tras de una roca;
er
da
la
seiial de alarma, estent:Orea, estridente, aguda
como un clarin guerrero ; y su refm cho es repetido
a muy remotos valles, por el
ecd
delator y sen sible,
aumentado
y
afinado a medida que la onda. se aleja.
Es
impOsible
el
silencio; el eco de las
montafi.ases la nota, la armonia que vive latente en su seno
como en un
arpa
gigantesca ; el aire que frota a
la
peiia
enhiesta
arranca
el
sonido musical ; la faJda
vecina
lo
recoge con caricia,
y
robustecido lo des–
pide a
su
vez ; diriase que aquellas moles de ruda
apariencia, a lo lejos semejantes a tormentas que
se levantasen amenazadoras, n egras, silenciosas, pa–
ra estallar sobre nuestras cabezas, tuvieran un alma
.
.
(!)
Casi
tut
afio despu&
de
escrita esta breve reilelia, aparec16
.en
los "Anales del Museo
d~
La
Plata", notable publicaci6n que
dirigc el doctor don Fr.mcisco P. Moreno, un estudio de don
Bern;u-do Lange eon el titulos de
uLas
ruinas de la fortaleza de
Pucara". C...n muy pequeiia.s diferencias pueden
aplicarsc
sus des–
cripciones, vistaa, croquis, planos ,.
detallea
graficos,
al
Pucad
clel
cual nos ocupamoa.