n
EL PUCARA
Garcil'aso Inca, Montesinos, Herrera
y
Creza de
Le6n, nos cuentan que los quichuas llevaron muy
adelante
el
arte de las fortificaciones
y
calzadas,
y
el sabio Wiener ha hecho la luz plena sobre sus
.construcciones. Gloria es del 'gran Tupac Yupan–
qui,
el unificador del imperio Tahuantinsuyo, el ha–
ber extendido sus armas
y
su . cultura hasta estas
rem"tas regiones, trayendo la conquista metodica
y
4eajndo en cada pueblo conquistado las sefiales
i.m–
borrables de su dominio. Los Huacos eran sus cen–
tros estrategicos; los Puc-araes sus fortalezas inex–
pugnables. Ignoran los mas ancianos de la comarca
que nombre tuvo este, tan admirablemente elegido
Y
fortificado pero los restos existentes atestiguan
4ue fue de los mas perfectos.
Convergen a aquel valle, encerrado por un circu–
b
de altisimas cumbres, cinco diferentes caminos
por
donde tenian acceso los pueblos de
Occident~,
lie!
Norte, del Sud, del Este
y
del Sudoeste. El ce–
:rro
se levanta casi aislado
y
en forma c6nica, per–
fecta a distancia ; y desde
la
cima se divisan hori–
zontes
tan
apartados, que puede verse con claridad
todo indicio de aproximaci6n de viajeros. Era im–
posible una sorpresa en tan magnifica atalaya
La