Table of Contents Table of Contents
Previous Page  212 / 248 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 212 / 248 Next Page
Page Background

%08

JOAQUIN V. GONZALEZ

to triste, para una leyenda fantastica. para una tra–

dici6n perdurable. Aunque palida y clescolori<la esta

descripci6n de Ia caza primitiva, ella constituyc en

Ia

vida montafiesa uno de las espectaculos mas sor–

prendentes e intet·esantes, no ya s61o para

el

pai–

sano habituado a sus emociones de actor, si:no, en

mas alto grado, para el observador, ajeno a las in–

fluencias de aquel medio.

Cada uno de los detalles de esos cuadros es una

fuente de hondas impresiones artisticas, dificiles de

concebir si

:no

se las ha recogido por la experien–

cia, y mas arduas aun de pintar, si no se Bega ;

irnprimir al lenguaje

1a

misma rapidez y la misma

infinita riqueza de tonos

y

de elementos salvajes,

aire asi, las cuales, no

por

haber quedado fuera

d~

la cultura moderna, son menos ricos en colores, en

imagenes y en asuntos. La magnitud <lel teatro, 1as

proporciones -inmenst.irables de las obstaculos a la

a.cci6n humana, la rudeza nativa de las actores, esa

il!1consciencia estoica del peligro para jugar con Ia

vida coma los nifios con sus muiiecas, son agentes

<JUe antes o!mcan

y

ciegan al criteria, que lo con- •

ducen

y

lo iluminan. En aquella caceria he visto

episodios de eterna impresion, por lo inverosimiles

al simpJe enteadimiento, y por el terror que me cau–

saron al verlos realizados por seres de mi especie.

Uno de los jinetes de la partida, montado en

diestro caball(') montafies, provisto del guardamontc

y

del lazo tradicionales., segufa con aturdido entu–

siasmo, por dar akance a uno de los huanacos de

1a

manada, el cua.l corria sin que lo detuviesen las

selvas espinosas ni las

af

iladas cumbres. Pronto el

grupo pareda diminuto a nuestros ojos, y oiasl:! el

estrepito con que rodaban al fondo de las abismos