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JOAQUIN V. GONZ4LEZ

Que el nento de las cumbrea balancea

como uu pendon flotante.

Esta falta de verdad o de honradez artistica, es

comttn en la literatura americana,

y

ha daiiado

Y.

daiia mcis de lo que pitdiera creerse nuestra produc–

ci6n literaria. Ejemplo

(en

cuanto a la naturaleza

...

se refiere), el fals£simo

TABARE

de Zorrilla de

San

Martin.

Si

queremos tener arte propio, arte genuino,

dejemos de lado semejantes mentiras, indignas de

la belleza de nuestro suelo.

Como conozco en parte los Andes riojanos; co–

rno

en

companfa de iested mismo se me agiganto

el

alma

y

se me asustaron los ojos en presencia del

Famatina, pintado en

Mrs

MONTANAS

con opulencia

digna del coloso; como av.nqiie en rapido viaje

he

visitado esas serranfas, doy fe de que la obra de

usted es sincera, de qtte sus bellezas no son atavios

ret6ricos, sino verdad verdadera, ofrecida por

pri–

m.era vez

a

la admiraci6n de los hijos de la llanura.

Repito q·ue

en

las letras nacionales

Mrs

MONTA–

N.AS

es la Musa bienvenida co

mo

portadora de ele–

me;itos nuevos para

t.m

arte naciente

y

ya raquitico,

no por falta de savia juvenil (que niustra Pampa

bastarfa para darsela vigorosa), sino por la maldita

debilidad de la imitaci6n europea, de qite no nos cu–

raremos facilmente mientras el espfritu no

arda en

la

llama f ecunda del patriotismo.

Asi en el autor de

LA TRADICION

NACIONAL,

co–

mo

en

SU

ultima

obra,

awique en esta en

m+mof"

grado, han hallado los cr;ticos oficiosos cierto

Juj11

o brillantez excesiva en el estilo, cierto relampa.–

queo perjudicial al paisaje, cierta

f

loraci6n que ocul-