MIS MONT.A.AAS
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epoca argentina. La misma alegria de los niiios en
sus paseos por fas mo"-l'mias, a.saltando colmenas
salva;es
y
haciendose pedazos los vestUJos en procu–
ra de friitas silvestTes, sirve por el con.traste parCJ
haur mas d.e.soladas las angustias
maternas~
y
hace
presentir el comienzo de una odisea, que
.re
prod1ice
al fin
y
arroja a
la
inerme familia al recinto de
la
Capital al ten-or,
a
la dispersiOn, tal vez a
la
muerte.
Sarmiento ha pintado
en
REcuEIIDOs DE PRovrN–
CIA,
rm
cuadro de hog<W que es justamente fam.oso,
porque,
sin
quererlo, ha resumido en
a
el esp!ritu
revolttcionario de la independeHcia eK pugna con
el
coloniaje. la ltd de America joven con la vieja
y
noble Espana;
y
usted, acaso con la misma incons–
ciencia, ha hecho de
EL
HuAco
el sfmbo-lo de los
tiempos que siguieron inmediatamente, de
barbari~,
duelo
y
sangre, que
aun
no han terminado au1tqtu
se
de
por extirpado el caudillaje, porque la barba–
rie no ha
mucrto ni la virtud dvica ha riacido.
Felizmente,
y
como para borrar la impresi6n
dt!
estos reclt.erdos
y
verdades, hay en
Mrs
MONTANAS
paginas de agradable esparcimiento
y
novedoso atrac–
tivo. De lo mas singular
y
tierno, es
Ei.
NINO
AI.–
CALDE,
seguido de la procesi6n encabezada por
un
lNcA.
Eso de hacer alcalde universal al Nino Jesus,
J>recedido por la sombra irrisoria de/ Inca, pru.eba
que la Biblia de Valverde, tan a destiempo ofrec-i–
da, coma gallardamente arrojada por AtahualfJa, hi–
zo
S1'
camino en el. C01"MOn
O
mas bien en la fanta–
sia de la raza conquistada, pero gracias
a1
vi.oUn
y
la elocuencia de San Francisco Solano
y
a las rosas
mistica.r de
la
Virgen de Lima.
La verdad sea dicha: ni los espanole.r ni nosotro$
lr.emos hecho del
indio
cosa que valga ni para la so-