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MIS MONTASAS

halle

elementos ni para la operaci6n mas

simpl~.

i

Bendito sea Dios que no me puso esa afici6n

a

sumar y a multiplicar, porque me he librado en

este mundo de impulsiones irresistibles que tantas

felicidades orocuran a los mortales

!

Pero debo deeir quien em

el

maestro. Algunos

han de leer estos recuerdos, y quiero que esos se–

pan que debo a ese hombre una gratitud iqmensa.

Me ensefi6 mucho, me hizo comprender cual era

el

destino del hombre que estudia, y eso basta, aun–

que de su escuela hubiese salido sin saber siquiera

cuanto hacen 3 mas

2.

Tenia-tiene, porque aun

vive-unos ojos pequefios, movedizos y chispeantes,

frente abultada, labios gruesos y barba escasa, alta

estatura, delgado de cuerpo, temperamento nervio–

so, signo casi siempre de viveza intelectual, habla–

·ba rapido, medio confuso, con voz aguda

y

estria–

-da como la de una flauta rota. Ejerda dominio so–

bre nosotros, 'porque nos gritaba fuerte

y

no se

equivocaba en las explicaciones; amaba nuestra tier

rra hospitalaria, y cada

25

de Mayo

y

9 de Julio

nos hacia fiestas que nunca he de olvidar.

Tenfa este hombre la facultad extraordinaria de

entusiasmarnos por todo, y las fiestas patrias cele–

'brabanse con ardos, aun en medio del mas riguroso

invierno. Con algun tiempo de anticipaci6n nos or–

denaba mandar coser nuestros trajes de chaqueta

celeste

y

panta16n blanco, para asistir a la plaza a

saludar al sol naciente. Ensayabamos todos los dias

en coro

el

Himno N acional, preparabamos discttr–

sos

y

algunas veces nos ejercitaban en el manejo

de las armas.

La

vispera nadie dormia; pasabamos

la noehe en claro, revolviendo la ropa de la fiesta,

:y

por ' temor de donnirnos

y

£altar a la

Uamada del