MIS MONTA:!lAS
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ma de un extenso paisaje; colinas onduladas que,
al parecer, apenas se levantan del nivel de los
ar–
boles; puntas de ;ilamos erguidos en medio de una
selva uniforme de fondo verde obscuro ; copas de
naranjos, pugnando por elevarse sobre los alga–
rrobos seculares
y
coloreados de suave amarillo;
multitudes de cardones esbeltos de las lomas ve–
cinas que forman parte del conjunto, y por
ahi,
aso–
mcindose por entre los claros del follaje, vertiCf',S de
rocas salientes de las masas graniticas.
Mirada de lo alto de una de
las
colinas gracio–
sas que la circundan al naciente, la
villita
ofrece
el Cuadro mas pintoresco, COD todos los detalles des–
cubiertOS : los grupos de casas, cada una oon
stt
huerta floreciente, separadas por anchos espacios
ocupados por las vifias ; las calles rectas
y
limit.a–
tlas por tapias, por cercos de <llamos o
de
pirca co–
ronada de pencas espinosas como una fortaleza ; los
alreded0res, que son cauces secos de rios acciden–
tales formados por las· crecientes bravias;
y
levan–
tando mas los ojos en todas direcciones, oasis en
medio de esos inmensos pedregales, los pueblecillos
vecinos
y
los trapiches, apenas como una eflores–
cencia repentina, o como caprichos de pintor sobre
una tela inmensurable, extendida en el valle
y
pen–
diente de las faldas del coloso, donde muere el ho–
rizonte
y
dura largas horas el crepusculo.
Hay que observar este Ultimo fenomeno para te–
ner idea de lo grande
y
lo sublime en la naturaleza.
Las nubes no se alejan sino rara vez de las cum–
bres, amontoncindose
y
moviendose incesantemente
para ocultar los picos nevados, y para dar las gran–
des sorpresas con sus figuras de inconcebible va–
riedad. El sol va acercindose para transponerlas,
y
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