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FOLKLORE Y APUNTES PARA LA SOClOLOGIA INDIGENA

59

A una indiecita tierna

dijol~

su ma-drastra que fuera

<1.l

campo a pastar

ovejas y a hilar de paso, dándole una tarea excesiva; y cúm-0

no pudiese

t erminar durante el día lloraba, inconsolablemente, por temor al castigo

cuotidlano. En uno de esos dfas · se le apareció una señora hermosa

y

díjo–

le que le diera de comer a su chita (ovejita apartada de la manada que se

cría junto con el amo) , la lana que le habfa entregado su ma-drastra

Y

que por sí, saldría junto que el excremento del animal, la lana hilada Y

que sólo se preocupara de enovillar. En efecto, así sucedió. Sorprendida

la madras tra de que su exagerada pretensión se cumpliese, preguntóle, que

quién la había ayudado. La indlecita contó sinceramente lo sucedido. Mu–

chas veces la expió sin dar crédito al relato

y

sólo notó que la ovejita mas·

caba la

la.na.

Envidiosa aquella, ordenó que su hija hiciera 1-0 mismo y que

la cenicienta se quedara en casa. Por más esfuerzos que hizo la ovejita no

ma s caba mucho menos que devolviese la lana hilada. La hija esperan:r.ada

con )o acontecido a su hermana no cumplió con la tarea ni volvió con una

bebra hilada.

Es .que dicen los indios, como moraleja ésta era ociosa y la cenicienta

trabaja-dora y virtuosa.

Un día domingo fué al templo del pueblo próximo, la madrastra

y

la

ludiecita, a oír misa

y

en un altar reoonoció ésta a la bondadosa señora.

Cuento del C6ndor.-Un zorr-0 cordillerano entró en apuesta con el

cóndor (a éste representan, lo-5 indios, como un caballeJ'o vestido con pon–

c·ho negro de jebe y con una bufanda blan.ca de seda; y al zorro vestido

con la indumentari 11-el indio y con poncho de color beig). El zorro le dijo

al cóndor, de ¿dónde vienes?, yo te saludo. El cóndor contestó:

"Veng~

dñ las altas cumbres que están cubiertas de nieve",

y

dice que ha bajado

a buscar alimentos, porque el frío era tanto que no pudo rc>sistir. El zorro

echó una carcajada,

y

le resJ)ondió zumbonamente: "cuando el rey de las

alturas no puede resistir el frío, yo siendo un habitante de estos llanos,

con este ppncho raí<lo, resisto las Inclemencias <lel

tiem.po

y

soy capaz

de desafiarte y permanecer durante una noche en las cumbres nevadal!I

donde reinas tú".

.El cóndor aceptó el reto y se sentó sobre una roca. He igualmente el

zorro se instaló en otra al •frente de

él.

Se <lesarrolla una tempestad. El zorro pide que calmen las iras de los

auquls, porque <le

lo contrario-dice-que se asusta y se iría, porque su

apuesta no es con los auquis. Cae el rayo. Entone-es otra vez le· pide que

cese el rayo, porque su apuesta no ha sido con el rayo, sino contra el frío,

y amenaza no cumplir con la apuesta. Como la apuesta era severa, pues

el triunfante •debía

comer al derrotado,

aceptó el cóndor

hizo cesar

el rayo.

Cae la n evada. El cóndor sólo sacude sus alas. Pero el zorro protesta

y

dice que hace mucha bulla

y

que no lo haga, porque la apuesta no era

para sacudirse la nieve sino para aguantarla.