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lo contrari era gTan a

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·to del ol como lo afirman

. do l

croni ta ' · e ri

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pl

ruán y Zamora (I;t p . 6 ) y

B rtol m " de La Ca a (p. 66) re e tivamente :

«

Ouaüdo e te

y

veía

t

nta div r "idad de dio e reía e mucho

y

<lá.bale a entender que muchos de

~

uello n era ju to que fue en t -

nido por dio ' e

y

a .. í le per uadió a que deja en mucho dellos , pero

viéndolo ya muy

per~

uadid s en aqu lla burlería se lo ._

dejó mandóle

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tuvie~

en por

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Dio al Sol,

I

or u " de ía que el Sol era la

mejor co a de toda y la que má biene y l rovecllo traía. y que por

e to

1

hombr

eran má obligado a ten rlo por

~ u

principal dios J

porqne el pueblo se p r ' uadiesé ar verenciar al ol.

«

Uomo el Rey Pachacuti est.irnase de aquellos dioses o que eran falso

qne eran malos ...

y

tuvie e al Sol por dio bueno

y

mejor que los suyo ,

y,

por consiguiente, iempre quisiere de aquellos diferenciarle, mandó

hacer los templos del Sol siempre en los lugare más eminentes

y

altos.

»

puguallpaya, gobernador del pai durante la menoría de Huayna

Capac, «comenzó a adorar al ol y lnna

y

rayo

»

y propagó el culto en

«todo el reino»; por consiguiente, Huayna Capac, décimo inca según

la

li

ta de Santacruz Pa.chacuti (p. 294) «como muchacho de poca edad

también lo adora a todo [e decir las imágenes

J

que estaban puestos

en. el Ooricancha por otros yngas su pa ados». Sin embargo

1

si es cierto

1

que afirma Garcila

"O,

debe haber tenido juicio propio e inrlependiente

a erca ele a unto religio o ; pue manifestaba al acerdote:

«

Este

nu stro padre

.l

~

ol, deb de tener otro mayor señor

y

más podero o

que no

él.

El cual le man ia hacer este camino· que cada día hace sin pa-

1a

·

porque.si

él fuera el supremo . ñor, una vez que otra dejara de

camina1 y lescansara por su gusto annqu no tuvi ra nece idad

alg~na

» (

arcilaso,

1

ª

parte, libro IX cap.

10).

Huascar Inca, al fin el p núltimo de la dina tía, sub tituyó, como fué

demo

' traclo~

el di co central ovalado del altar mayor por otro nuevo,

«redondo como el ol con sn rayo

»:

eguramente para dar a enten–

der con mayor preci i "n todavía qu l bía repre entar el a tro olar.

Vemos pue , cómo en lar ligión y en el culto d lo antiguo perua–

nos, el concepto del Ser upremo o-.: cila n t r el ol netamente mat e–

rial

y

una divinidad abstra ta l1 mad· Vir< · ha,

«

hazedor del ver

la-