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habla :te una «pirámide» con do · altar , con do capi–

pilla cada m;io te. dato no confirmado por lo hi toriadore .. :

« Tenía el templo mayor que estaba en el a iento y lugar donde al pre–

ente está el convento del "' eñor Santo Domingo, que ·e llama Ourican–

ha, que ignifica en la lengua de e..: to indio «una cuadra en e reo de

-0ro

»,

u sitio cuadrado de e quina a e quina, un tiro de arcabuz. La

cerca era de piedra, con

m:

atro puertas que salfan a cuatró calles prin–

cipale , y en medio de e te dicho templo había una capa de tierra. y piedra

maciza, e quinada, la cnal se iba ango tando, a manera de pirámide, sal·

vo qne fenecía en un cuadro de hasta ocho o diez brasa · tenía ciento y

diez gradas para ubir a lo alto. Encima de este cuadro había dos alta–

re .. ,

y

cada uno tenía su capilla, y cada capilla dos sobradas, uno incima

de otro labrado de mazonería., y hecho de arte ones, a cuya cau a que–

daba hecha una muy grande y muy vistosa torre, que e parecía de muy

lejos, y de ella e veía muy a placer toda esta ciudad, con todos lo pue–

blo cornarcanos, que era la mejor

y

más hermosa vista del mundo.»

Acerca del revestimiento de la parede del templo con chapas de oro,

T chudi ha estudiado detenidamente el asunto (orig. pp.

85-88,

trad.

I, pp.

179-185),

ocupándos~

ante todo del problema, de qué manera ha–

bían e tado fijada . Parece que su espe.sor era insignificante, no pasando

<le una grue a hoja de papel o cartulina; y parece que estaban fijada ,

en las muralla y parede

~

por medio de cuñitas o palitos de madera, ta.l

vez por medio de gruesas espinas.

El santuario del Sol

El informe de Garcilaso de la Vega sobre la sección más importante

de todas se destaca por su claridad y

Ja,

lógica de estilo; una que otra

exageración hemos

rectifica.do

, oportunamente, al pie de la respectiva

página. Escribe nuestro cronista (I, libro III, cap. 20) :

«Viniendo pues a la traza del templo e de saber que el aposento del

ol era lo que ahora es la iglesia de Santo Domingo, que por no tener su

preci a anchura y largura no la pongo aqní; la pieza en cuanto a su ta–

maño vive hoy. Es labrada de cantería llana muy primoro a y pulida.

«El altar mayor, digamoslo así para darnos a entender, aunque aque–

llos indios no supieron hacer altar, e

tab~

al oriente. La techumbre [rlel

templo] era de madera muy alta porque tuviese mucha corriente; Ja cu–

bija fné de paja, porque no .alcanzaron a hacer teja. Todas la cuatro pa-