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cuti alcamayhu , d , qui n habla,remo todavía má adelante·
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u
n
e te ca o
la
redacción stilí ti ca y fra "' eológica tiene que er juzo·ada
desde el mi '"'mo punto de vi ta que una leyenda dictada al inv ti
0
·ador
que abunda .en anticipaciones y
anacroni ~
mo .
A
í
se e plica que Juan Jacobo von T chudi ·ólo in uficientement .
-consiguiera cumplir su tarea cuando dedicara, en el año
1891,
en us
Oontribiwiones ciiltitri-históricas
y
lingiiístioas para el conocimiento del.
antigiw Perií)
un capítulo especial al templo del Sol en el Cuzco.
Los indios del habla quichua llamaron al templo del Sol Coricancha
1
,
que quiere decir: patio de oro; palabra cuya segunda parte - cancha-
e ha incorporado al lenguaje popular del Plata donde ignifica·una plaza
libre para jugar, etc. El antigno Coricancha se halló situado en la parte
baja de la ciudad del Cuzco, capital del imperio de los Incas. El nombre
Cuzco
~
no ignifica «ombligo» como afirman muchos cronistas, infl uen–
dados, parece, por la ignificación que el mundo antiguo daba a esta
palabra; Duzco indica, también en lenguaje quichua, un sitio a1 lanado
o arreglado artificialmente, e.
cL
un sitio dentro
d~l
de ierto que fu6 lim–
piado ·de monte y piedras para levantar en él habitaciones humanas. La
palabra Inca, al :fin ª, nombre, mejor dicho título de la dinastía reinante
a la llegada de los españoles, es síncope de la dos i)alabras que dicen :
hijo del Sol; creen muchos, erróneamente, que Inca e nombre d una
tribu indigena.
Los ensayos para reconstruir el plano de Ooricancha, . on clifícile
en parte imposibles, pues
d~sde
el año
1533,
en que fné conqui tada
la
ciudad, el templo
fué
destrn)do en gran parte y sufrió una serie de trans–
formaciones por lo cambios sucesivos. Al repartirse lo terreno1 de
la
ciudad entre los conquistadores, el templo del Sol tocó a don Juan Pi –
zarro, hermano del capitán Francisco Pizarro,
y
éste lo regaló a la Orden
de los P. P. Domínicos. Ya en
1534,
el primer obispo <le Onzco, fra.y
Vicente Valverde, de
la
Orden de Predicadore , empezó inmediatamente
la transformación del edificio que ya debía haber adelantado bastante en
1541
cuando el obispo dejó su diócesis para, volver a Europa. o llegó a
ver más su patria, pues el hombre cuyo celo fanático tanto había apre u–
rado ·1a
ejecu~ión
del último Inca, el malogrado Atahualpa, fné muerto a
flechazos por los indio en el río Guayaquil, cerca de la i la Puna
4
•
i
egún La Ca a.s
(p.
59) , el templo
llamaba al principio Chumbjchuncha .
2
Cf.
cusca,
adj., llano io·na.l, j nnto;
cusoa purirn,
campo llano;
usoa
1Jam.pa,lla–
nura
(MIDD.li:: DORF
sub
1
ooe) .
3
«Etimología:
In-oa. El de in.
Desde que
oa,
e., él, tambi én l e corre pond s r
clel,
i.
e ., .hijo de;
y
como la raíz
in
e olar en u igoificado , queda perfe t amante
expli cada la interpretación, hijo del Sol»
(LAFONl~
Q
" EVE DO ,
Te oro de cata11ia1·quc–
ñ ismos,
p. 179, Bueno Aire·, 1898).
&
T
CHUDr,
Contribuciones,
etc. ; orig. p. 80, nota 6; t rad. I , p . 170, nota 107.