- 217 -
• 1
i'J
ti
l] ,
1
cual v n
I<
ban
y
1
nían
a a
·r<
la
m
ot r
li
n
n ,an acle ,
y
1)
n.
aba
In]
qu
a
uel lu 'Í< ·
a
Iang
p
f
r
y
qu la
n . a
í · ,
l
clab, Iang 'apac
a nt nl r yl .. t raí( n'allido "'
·narcl:nl lo i mpre
en
una l taquilla
del aja a. man ra <.le aJon
n mu ho ·nielad . El cual
el
j /
l or mayo–
razgo de pn / a u hjjo, y lo po ·eyeron lo inga ha ta Ing, rupan ·ui.
traj o con igo en la mano una e taca a.e oro,
pa.rae rperimentar ]a
tierra donde 11
ga~
e» (Sarmiento de Gamboa, p. 3 ; cf. p. 42). Ouei}t, n
ele] inga Mayt.a Capac, « que como el pájaro
'ndi)
que Man ·o Oapac ha–
bía traído de 'lambotoco, lo llubie n heredado lo suce ores nyo y
antecesore deste Mayta Oapac, iempre lo habían tenido cerrado en
una petaca o cajón de paja, que no la osa.ba.n abrir, tan ·o ra e] miedo
que le tenían, ma Mayta Oapac, como más atrevido que todo , deseo o
de ver que era aquello, que tanto gnardó sus pasados, abrió la petaca
y
vi lo el páJaro
indi
y habló con él; ca di cen que daba oráculos. Y de
aquella confabulación quedó Mayta Oapac muy sabio
y
avisado en lo
que había de hacer y de lo qne le había de suceder»
(ibídem)
p. 47).
Interpreta Pietschmann
(ibiderni,
p.
LXVIII)
el asunto como tradición
que explicaba las buenas relaciones entre los primeros incas con el sol.,
pues éste, en forma de ave, les daba oráculos.
El culto al sol persiste
lloy
en día todavía, de vez en cuando, en el
Perú moderno, pues acerca de los indígenas, leemos:
«Muchos hay que se levantan al ra.ya.r el alba, y al presentar e el sol
en el horizonte se arrodillan ante éste, con demostracioné de admira- -
ción y respeto, como atrayendo el astro hacia
sí
y recitando oraciones
cuyo texto no be llegado a conocer; aunqne esta práctica la realizan en
privado
1
•
»
Acerca de la
ascendencici
del astro solar,
re~a
la
Relcwión cinóninic<,
(p.
138):
«El sol dijeron que era hijo del gran .Illa Tecce,
y
que la luz corporal
que tenía, era la parte ele la divinidad que Illa Tecce le lu1bía comunicado,
para que rigiese y gobernase los día , los tiempo , los años
y
veranos,
y
a los reyes y reinos
y
eñores y otras co a .
»
Considerado el sol como ser humano y personaj e del sexo masculino,
presenta todos los rasgos de tal; tiene qne alimentar e
(v·ei~
arriba p. 39);
hasta se enoja (eclip e, interpretación tercera_, ver p .
201)
y llora:
«El oro tenían que eran lágrimas del Sol cuando el Sol lloraba.» (de
Las
Ca
as,
p.
99).
«Oro... era lágrimas que el Sol lloraba; y así, cuando hallaban algún
grano grande ele oro en las minas, sacrificábanle y henchíanlo ele sangre
1
DI~ LGADO
ZAMALLOA,
Etnografía de los indios de Áoomayo,
n
Revista ....nú:ers i–
ta1"ia,
órgano ele
In,
Uuiv r idad del Cuzco , I p. 47, Cuzco, 1912.