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lo io·uient
a o a di\ ini a de
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o el nombre de ..,.ira-
cuy ·ult má t rd tanto e propa ·' p r buena parte lel
erú ra ori ·inariam nte un volcán itua lo en el 'alle del río Huillca–
n t , , e re· <le aclrn. n· t rribl ernp ión con la ig·uiente catástrofe
<lió m tivo qn
e
rl
entonce fuera con ci o por la materia en la cual
.. e ·ún la creencia d l hom re primitivo
había tran form'tdo o
e~t
, gún la 1, va. De abí u nombres:
Illcij -tijs ·-huira-'1 ocha: illaj)
participio pr nte del verbo
illay)
brillar,
relumbrar;
t)si,
fundamento;
huira)
gra a·
kocha)
lago. De e "tas pala-
ras,
huirct
y
t~si
on la más íntimamente ligadas, significando en a ·lu–
tinación: gra a del fundamento, e decir, lava; con e te término
~ e
com–
bina
illaj)
relumbrante. El conjunto, e traduce, pue con:
Lago de lava
relitrnbr inte.
Kmí'i-tijsi-hitirci-lilocha: koñi)
adjetivo, dice: caliente. El todo ignifica
ntonce :
Lago de lavci caliente.
Koñirayaj-huirci-kocha:
7i
oñi) ut sitpra; raya)
partícula verbal que sig–
nifica
«
dnración larga e ininterrumpida de la acción simple del verbo,
iendo intransitivos la mayoría de los verbos compue t o con
raya»
(Middendorf,
Das Runa Sirnil
etc., p .
184);
j)
es partícula del participio
presente. La palabra total se traduce entonces con:
Lago de lava conti-
nuarnente caliente.
1
Se ve, pues, que todos lo componentes del nombre del famoso dio ,
son meramente
rnaterictles; tijsi)
por ejemplo, significa el fundamento,
el fondo de
la
tierra, en entido real, no en sentido metafórico como lo
hacen creer los cronistas ant1guos
y
los autores modernos que en ello
e
·1
an. Totlas e a e ·peculacione obre el concepto elevado
y
alta–
mente filo ófico que, a entender de ellos, hayan tenido los antiguo pe–
rnano de u divinidad "uprema, carecen de fundamento de
tijsi
real.
o nos olvidemos que las ideas
«
religio~as
»
de lo aborígenes perua–
no , han sido tan primitiva , tan arcaicas como las de cualquier otro
pueblo primitivo; re pecto al caso presente, el volcán H uilcanota, para
ellos, era un ser como cualquier otro,
y
en E?l momento de la erupción,
'1aba señales de vida, etc. Recordamos al mismo tiempo que para el hom–
bre primitivo, esos ere representan una unidad indivisible en
«
cuer–
po
»
y
«
alma» ; tal concepto corresponde a ideas má adelantadas. Para
el hombre primitivo, un cerro, un volcán por ejemplo, es un individuo
tan bien con tituído como el hombre qu lo mira, que intenta subirlo,
pero este hombre no di tingue entr un cerro o un volcán material,
y
un <\alma» de éste; para él
7
todo e una cosa, un
~olo
ser. «El cerro
~e
enoja» dicen lo nativos de la re ·ión andina de la R .pública Ar–
o·entina,
y
egurarnente de mucha1 otra r egione. montañosas del mun-