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dad d utilizarlo en el estudio
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no e otra que el Jaguar, 1 rogenitor d l fer z an jmal qu mp r
n la Tierra, engal anado con la
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2
y cuyo l oder e
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lentifica con los
el
l S l, Rayo o T m–
blor... De de el Cielo estos dio e e tra ladan a la Tierra
y
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.do e
y
surgiendo de una montafla, lago o cordillera, o por medio d
apariciones cuanélo se las invoca; o ya indirectamente por medio de
.agentes especiales para l onerse en relación con lo
ere terrestres o
realizar su labor creadora» (pp.
17
8,
179).
«Por último, e presenta extraordinariamente en el Peiú una nueva
y
elevada concepción re ultante de la fu ión ele la liferentes divinida–
des en una su1 erior personificada en Wira-Koeb!:l»> (p.
107).
~xponiendo,
ampliamente, e ta ideas, Tello reune un gran mate-
1
ial mitológico
y
artístico, donde el jaguar desempeña un rol por cier o
preponderante. Esta labór enorme
él.elantor peruano iempre tendrá u
valor documental aunque
no ~
erá posible seguirle en toda su int rpreta–
-cione . Pero la tare.a e inmen a,
y
u base, o in uficientemente c nocida
-0
del todo de truírla por la conqui ta. o conocemos to lavía Ja conclu-
iones definitiva. del autor, pues al escribir estas línea (enero de
1926)
u gran obra sólo e ha publicado en parte, faltando ante todo el capí–
t ulo VI : « Los re ultado .. alcanzado en el estudio de Wira-Ko ba.
»
t
TELLO,
Wira-Kooha;
en
Inoa,
revista trimestral de studios antropológicos, ,
. p p. 93-320, 583-606, L ima, 1923. Al e cribir e ta líneas (enero de 1926), l e n–
dio del eñor T ello no e t aba to lavía pub1icaclo del todo.
_
2
Error; e trata de nue ro E corpión y e trellas adyacentes, ver m. a. p ág. 164.