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40

EXPLORACIÓN E INCIDENTES DE

VT

AJE

-------

no tenían bestias de tiro han dBbido conducirse por aplica–

ción dit·ecta de la fue1·za humana. Dada una poblaci6n enor–

me

y

disciplinada bajo un gobiemu absalnto, podemos com- ·

prender cómo los IncaR

pndi~r·on

utilizar el poder del núme'

ro de la manera más eficiente. ·

El valle signe estrechRndose y la f'enda continúa

a~cen­

diendo, hac>ta que a una. milla de la." canteras lleg·amos al

paso•de Piquillacta, de dus mil pies de

anc.ho

I'Odeado de

¡¡¡.•

call'tilados.

Aqní,

elevándose

::~nte

uosot.roR, encoutrauws

l1ll muro macizo de veinh.. a trt"ill ta pies de altura con dos

portadas, muro más Róiirlo que el que rooreaba; el Lacio.

:LaE? portadas son de piedras muy bien labradas y juntHdas

&in cemento. Es ést'a la. fortrnlezn: de PiquiHucta, que fné el.

limite m.eridional de los dominios del primer IncH, cuyos

pasos hemos :;egnido desde la Isla. de Titicaca. La fnr't·1LIPZ<l

se extiende desde el cerro, por un lado, hasta una · al

t.a

¡wo–

minencia roco:-:a por el otl'o. Se Hama vulgfl.rmente el ,\.

cneduct.o, qnizás poi' alguna Rernejnnza imag-inada con nn

acuedn ·topara llenl,l' elagu1L a.

t1·av

Rdel yaiJe; P"'ro como

no hay ag:tHl. a,f=IUÍ

PN·I'a

sHr

ll~nrada

a ninguna parte, el nom-·

brees errouéa: e1

t,

<.

plicnrlo(1 ).

.

La oura consL·te n u11a soJa muralla ele setecientos cin–

<m~nta

pies

~e lar~o,

t,reinticuatro pies de. ai tura máxima

y

Je treinti eis

Hi~s

d l':pesur e11 la base. Está cortada

ror

dos pasajes o eamin os. eon paredes de piedras g·rn:ndes· ex:–

quisit.arnente labradaR

.Y

juu ti:1dhs.

Puede verRe

el

el plano que comprende la sección de los

pasajes, y también dula:;; ::;ePcionnes horizontal. y vertical

que ofr·ecemos, -qne el e!'<p ..sor del muro disminuye por gra–

clos o escalones por ambos laclof', de tal manera que si ocu•

para diferente posición, no Re conformaría con la hipótesis

que la;

consider~1,

c0m0 obra de defensa. o de fortificación.

Aunq'l!le parecería una construcción formidable para cmúsi–

derarse como lll1a barr·e1·a de peaje o portazge-, no sabemos

que los lne;Fts

hH.y~:w

estab!Pt:ido taiPs g·abelas. Fué ésta la

frontera o límite dPl reinado Jel primer Jnca ·y puede admi–

,tirse que

data

de la época de su gobierno. Con ·excepción

de

(1)

]}fr. Bir>ghan c1·ee

y

con raz6n que ejectivame:nte se

trata~·

un a

7

cueducto. Véase

su

lib?·o Inca Land.

Nww

Yo·rk.

19E2..

pag.

139

Sin fijwrse

en los detalles de su p?·opia desm·ipci6n ni en los datos tradwíonales, no pu–

do escapa1· Squie1; del "p1·e,jui<do de las (Ci?'talezas'', explicable en los m·onis.

tas mil!ita1·es, como es explicable el "pu,juicio de los templos" e:n los m·onistas

nligiosos. El agua pa1·a el "acueducto", de lct ciudad

de

Piquillacta se

de

?'ivaba p1·obablemente del Río de Lum·e que actualrnente

se

utiliza en la

·

cen–

t?•al eléct?·ica

de

la jáb1·ica

de

tejidos del mismo nomb¡•e. La topoy1·ajia del

lugar lo indica cla1·amente. N.-del T .