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EXPLORACIÓN E INCIDENTES DE
VT
AJE
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no tenían bestias de tiro han dBbido conducirse por aplica–
ción dit·ecta de la fue1·za humana. Dada una poblaci6n enor–
me
y
disciplinada bajo un gobiemu absalnto, podemos com- ·
prender cómo los IncaR
pndi~r·on
utilizar el poder del núme'
ro de la manera más eficiente. ·
El valle signe estrechRndose y la f'enda continúa
a~cen
diendo, hac>ta que a una. milla de la." canteras lleg·amos al
paso•de Piquillacta, de dus mil pies de
anc.hoI'Odeado de
¡¡¡.•
call'tilados.
Aqní,
elevándose
::~nte
uosot.roR, encoutrauws
l1ll muro macizo de veinh.. a trt"ill ta pies de altura con dos
portadas, muro más Róiirlo que el que rooreaba; el Lacio.
:LaE? portadas son de piedras muy bien labradas y juntHdas
&in cemento. Es ést'a la. fortrnlezn: de PiquiHucta, que fné el.
limite m.eridional de los dominios del primer IncH, cuyos
pasos hemos :;egnido desde la Isla. de Titicaca. La fnr't·1LIPZ<l
se extiende desde el cerro, por un lado, hasta una · al
t.a
¡wo–
minencia roco:-:a por el otl'o. Se Hama vulgfl.rmente el ,\.
cneduct.o, qnizás poi' alguna Rernejnnza imag-inada con nn
acuedn ·topara llenl,l' elagu1L a.
t1·av
Rdel yaiJe; P"'ro como
no hay ag:tHl. a,f=IUÍ
PN·I'a
sHr
ll~nrada
a ninguna parte, el nom-·
brees errouéa: e1
t,
<.
plicnrlo(1 ).
.
La oura consL·te n u11a soJa muralla ele setecientos cin–
<m~nta
pies
~e lar~o,
t,reinticuatro pies de. ai tura máxima
y
Je treinti eis
Hi~s
d l':pesur e11 la base. Está cortada
ror
dos pasajes o eamin os. eon paredes de piedras g·rn:ndes· ex:–
quisit.arnente labradaR
.Y
juu ti:1dhs.
Puede verRe
el
el plano que comprende la sección de los
pasajes, y también dula:;; ::;ePcionnes horizontal. y vertical
que ofr·ecemos, -qne el e!'<p ..sor del muro disminuye por gra–
clos o escalones por ambos laclof', de tal manera que si ocu•
para diferente posición, no Re conformaría con la hipótesis
que la;
consider~1,
c0m0 obra de defensa. o de fortificación.
Aunq'l!le parecería una construcción formidable para cmúsi–
derarse como lll1a barr·e1·a de peaje o portazge-, no sabemos
que los lne;Fts
hH.y~:w
estab!Pt:ido taiPs g·abelas. Fué ésta la
frontera o límite dPl reinado Jel primer Jnca ·y puede admi–
,tirse que
data
de la época de su gobierno. Con ·excepción
de
(1)
]}fr. Bir>ghan c1·ee
y
con raz6n que ejectivame:nte se
trata~·
un a
7
cueducto. Véase
su
lib?·o Inca Land.
Nww
Yo·rk.
19E2..
pag.
139
Sin fijwrse
en los detalles de su p?·opia desm·ipci6n ni en los datos tradwíonales, no pu–
do escapa1· Squie1; del "p1·e,jui<do de las (Ci?'talezas'', explicable en los m·onis.
tas mil!ita1·es, como es explicable el "pu,juicio de los templos" e:n los m·onistas
nligiosos. El agua pa1·a el "acueducto", de lct ciudad
de
Piquillacta se
de
?'ivaba p1·obablemente del Río de Lum·e que actualrnente
se
utiliza en la
·
cen–
t?•al eléct?·ica
de
la jáb1·ica
de
tejidos del mismo nomb¡•e. La topoy1·ajia del
lugar lo indica cla1·amente. N.-del T .