LA MEIDIO·EIVO DE POIJ'
O.SIEl siglo legendario de Potosí ha de pasar a la
historia como la edad de las luchas caballerescas.
Nobles, capitanes
y
aventureos, fogueados en Flan–
des, en Lepanto
y
en San Quintín, prolongaron, en
la Villa
Imperial~
el trágico romance que aseguró
el esplendor de España, desde Pavía
ha~ta
la pér–
dida de Por ugal, por ob;ra in:e_eliz del más desca–
balado de lo
e :i]le . Un soplo de la medioevo ve–
nía a agitar e alma
ourgue~a
de la colonia. E[ ofi–
cio de soldado no endía lo TDreci,so para iNenar la
escarcela
y
a er frente, con lucidez., en las lides
del juego
el amor. Y bien ganado derrecho te–
nían
al
oro de América los biennacidos
y
segundo–
nes sin fortuna, que supieron poner su pica en
Flandes
y
mellar chafarotes en las corazas berbe–
riscas ...
Por descontado que el gremio fuerte de azogue–
ros d.e Potosí, no debió mirar con buenos ojos esta
irrupción de gente moza
y
viril que venía a sacu–
dir el tranquilo esplendor de la colonia. Y es de
sospechar - aún que las crónicas no lo consignen'
- que beneficiarios
y
mercaderes, prendidos como
cachorros a las tetas lujuriosas del cerro, preten–
dieran contrarrestar, con su valenza, esta bizarra
inmigración.