Table of Contents Table of Contents
Previous Page  41 / 168 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 41 / 168 Next Page
Page Background

-37-

so Nestares Marín, nada pudo el soborno personal

que tentó el reo. La austeridad del juez salvó el

coheC"ho, a pesar del medio millón tentador que

ofreció_Rocha por su rescate. Y el minero fué a la

horca, como que la sentencia tenía fuerza de ley

desde "Las Partidas". "Que aquellos que cercena–

sen los dineros que el Rey manda correr por su tie–

rra, que deben aver pena por ende, qual el Riey en–

tiende que

m~rescen.

IE'ste mismo deve ser guarda–

do en los que tixeren moneda que tenga mucho

cobre porque paresciese buena'''.

Sobre el cadalso de R'oeha brotaron las leyendas.

El poeta de Potosí_, Juan Sobrino, le aplicó esta

décima:

ct

En un onfu o tr el

J tos v ni a irarme

En esta plaza a notaJ?me

Como toy e-n n cordel.

Fué

m1

r iqueza, oropel;

No surtió ning'Úl:! rovecho.

10

eca

ional

,

peru

De mi honor me

ha

derribado

Cuando entendí ser honrado

Con un hábito en mi pecho''.

En el último verso, alude Sobrino al hábito de

Calatrava, que, otorgado por el rey, no alcanzó a

vestir de la Rocha.

E~

poeta del Perú, Juan Espi–

nosa, con,ocido por "El Lunarejo", cantó la trage–

dia en silva inspirada y maliciosa. Pero dentro del

anecdotario banal, que irá perdiéndose poco a poco,

se ha de afianzar la posterioridad de Rocha en una