FERNAKDO CITA
YJ~S
Se oyó en las sombras el aleteo cauto de un quiróp–
tero que fué a perderse sin rumor en las nieblas circun–
dantes.
Un chushig
pa ó graznando su lamento his–
térico y zahorí.
Los indios aterrados callaron.
Se cubrieron con las manta , entre temblores de pa-
vura.
Gregorio penetró en la choza.
A poco roncaban.
En el cielo la Luna débil se debatía lastimosamente aco–
sada por nubes espesas que le ahogaban robando a la
Tierra su lecho a blancura.
So