FERNA~"DO
CIIAVES
Encendieron más luce
y
sacaron sus cuadernos de
nota -.
:\iartínez
interrogaba. Izquieta escribía.
-l\Iataste vos al niño Raúl?
-?\o patrón.
-i\o mientas. Ya sabemos todo.
Si avj,sas co-
mo fue no te ha ele suceder nada.
Si niegas, ve ... ..
Y
le mosh·aba los instrumentos de martirio, la caja ele la
máquina eléctrica
y
los maderos que ya utilizaron para
el cepo.
-'t\o se niño.
-1\'o niegues - rugió Don Ernesto arrojándose. cie-
go ele ira contra el indio.
-Por Dios, cálmese Don Ernesto.
Le suplico no in-
terrumpa el interrogatorio.
Apacig~tóse
el aristócrata.
-Dí. mataste al niño Raúl o al niño Rugo?
pitió . ?viartínez.
Los ojos ele Don Ernesto se humedecieron.
-~o
patrón - recalcó el indio .
.-\rmó la máquina. Izquieta y se aproximó.
- re-
'·
-Coge - elijo al indio
y
le mostraba el extremo de
un alambre.
1\ccioqó la man.ivela.
Frodúj¡ose la co–
corriente.
El ind!o lanzó ch illidos desesperados.
-:::,i no av\sa,s, te hacemos esto 11asta que te mue–
I·as-intimó IVJartÍnez.
-Señor Zamora, ordene a su mayordomo que cuide
que se Yayan todos a dormir y que no permita que nadie
se quede oyendo aquí-insinuó Izquieta a· Don Ernesto .
Salió el caballeJ.:O.
Era un hombre afable, rubio, de