PLATA Y BRONCE
XVIII
Llamadas de urgencia las autoridade efectuaron las
diligencias judiciales primeras.
Fué preciso poner la de–
nuncia ante el Comisario del Cantón para que buscara la
pista de los asesinos.
Les delataban el Juan y posteriormente la Encarna,
quien refirió al Comi. ario cuanto sabía, guardándose eso
sí el secreto del lugar donde escondieron lo
cuerpos.
ün pa1·iente de Raúl aYi ado por el mayordomo y en–
Yiado por lo padres del joven, vi;w a '·Rosaleda" acom–
pañado de dos pesquisas, los mejores de la Oficina de In–
yestigaciones de la Capital.
Los trabaj os indagatorios no daban fruto.
Los tres· ase inos no aparecían
por parte
alguna.
Probablemente huyeron al monte a refugiarse en los pajo–
nales olitarios.
.\llí ocultarían su pánico y su arrepen–
til1llento. · La palabras de la bruja .cuajadas de certeza
y
profecía les aterraron
y
procuraron huír ele los blancos
Yengativos, aún expon iéndose a las furias naturales
y
al
hambre.