Intranquilo. de azonado. e quiYÓ
Gn~gorio
las mirada
de la Teresa.
*
*
*
La Ma·nuela. por la a\·eriguacwn de que fuera oh–
jeto. sospechó que su padre tramaba una represalia san–
grienta pero no pudo sahet· más.
En vano fué donde el \ ·enancio una tarde
y
le pre-
guntó llorando.
-Qué has oído a taita que
va
hacer al patrón?
Celoso. fier o el longo le replicó con aspereza.
-Nada. Qué
querís
saber?. Anda onda
el
pa-
trón .....
-Venancio! .... avisá ..... La longa
pret~ndió
abra–
zarle con instihti ,.a
y
dolorosa coquetería.
' La empujó el indio rudamente.
-Yo
no se nada. Anda de aquí. sinvergüenza .....
Y
sin obtener ningún indicio. vejac!P.. humillada tor–
nó la india a su choza.
Venancio refirió a Gregorio las curiosidades de su
ex-novta.
-Longa entremetida, verís la garrotiza quP. doy si
metís en lo que no importa a vos.
Nada repuso la lVIanuelá.
Sus
lágrimas
corrieron
abundantes.
-No has de sali1· de aqui
111
a quebrada,-conminó
el indio despótico.
-No taita-sollozó la longa.
-Teresa-gruñó el tirano. Cuidarís que esta ladro-
na no salga ele aquí. Cuidado ....