PLA'.rA Y BHOX 'E
Veían al patrón lo
indios y redob-laban su energía.
Cantos monótonos estallaban aquí y allá desgarrando el
aire puro como cristal. La misma tonada melancólica
en todos los sitios. Clamor dolido de gentes irredentas
que van percl.iendo hasta la nostalgia de la posesión ele
una tierra que únicamente fué suya. No evocan libertad
esas monocordes lamentacione
guturales.
Jamás la tu–
vieron los indios. Bajo el reinado
patriarcal de los in–
trusos hijos del Sol. se arrodillaron reverentes ante Huai–
nacápac y su prole. A.ntes. los jefes de tribu eran indis–
cutidos y feroces.
Sólo la tierra madre es la qüe añoran
porque no pueden romperla para confiarle una simiente
suya exClusivamente.
Del montón confuso y ahjgarrado de los indios su–
bía una plegaria
ele agradecimiento
a-1
patrón. un laude
it'lextricahle a su genero ida<l.
Formaban un solo espíritu con muchos cuerpos uni–
formes que emhrahan y cosechaban sin que el rayo ele la
idea zigzagueara en sus cerebros paralíticos. Era un so–
lo animal que producía un solo rumor ele cántico indesci–
frable con sus alaridos ele gozo.
Iguales y periódicos.
Raúl
y
Hugo se apartaron
y
ele una altura contem–
plaban el afanar 'iolento ele la trilla en que se confundían
hombres
y
bestias. casi iguales a no ser por la contextura
externa.
-¿
Pur qué no se hará pensar a toda esa gente?–
deda el hacendado.
-Es inútil. Hay mucha tiniebla en sus almas para
que la ·
1
)uedan quitar.
-¿Por qué
~o
se 1lo intenta?