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FERKAKDO CHAVES

-Bien se pasa con ella

.....

~o?

-Espléndidamente.

Pobres chiquillas. Abandona-

das en estos pueblecillos poco hospitalarios, sin vida, sin

sociedad. incultos y groseros: cuando son inteligentes se

c.hogan y marchitan: cuando no, cumplen de mala manera

su misión, se embrutecen. se vuelven tierra del agro ex-

tenso que lo domina todo . . . . .

.

-Los hacendados, los forasteros las explotan?

En un arranque espontáneo de j-usticia que emergía de

las profundidades de su alma, Raúl contestó:

-Si, desgraciadamente. Todo hombre, el macho lúbri–

co y maligno, cree su deber humillar esas virtudes.

Y

el

hacendado, el visitante ele\ poblacho emprenden esas con–

quistas.

Y

todas, más o menos tarde, acaban por some–

terse. ajenas a una indeclinable voluntad protectora, por–

que el asedio es sin término.

Infelices muchachas, rodea–

das por la tierra prepotente en innúmera germinación, ter–

minan por imitarla y buscan afanosas en el amor falso un

alivio para su ínfima condición .

No acostumbramos respetar a la mujer y cada vez que

alguna pasa al alcance de la garra, hacemos presa ....

-Así sea ... canturreó Hug·o con voz ronca, y glosó

su pensamiento con una sonrisa malévola.

Raúl se quedó viéndole.

-No vaya a estropearme con su platiquilla cuaresmal

el baile próximo, señor misionero.

-Oh, nada de eso primo. La Yida es así, la situación

es la que yo pinto. No Yamos nosotros a tratar ele reme–

diarla. Lo harán los que 'engan si ·sientén más hondo ese

mandato. Nosotros estamos obligados a gozar-se dis-

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