FERNAJI..'DO CHAVES
La batahola aborigen seguía. Rugían, gritaban como
poseídos
y
zigzagueaban ebrios por los corredores de la
casa, ch ocando, dándose empellones, insultándose rabio–
samente y repitiendo-por la milésima vez-en letanías
densas, lúgubres,
inacal:*lbles sus pro-eza.s, sus méritos
y
sus te oros ....
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