Table of Contents Table of Contents
Previous Page  102 / 334 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 102 / 334 Next Page
Page Background

FERNANDO CHAVES

-Mishos entrometidos, por qué no dejarán que pegue

marido ca, para eso es pes marido.

Esto gritaba con voz atiplada, metálica una india joven

que fué arrancada de las garras férreas de su esposo que

le arrastraba ele la cabellera en el suelo arenoso y ardiente.

Al fin fueron apaciguándose.

Calmados del todo y entregados nue...-amente a la deli–

ciosa tarea de ingurgitar el puro hirviente y l9co, no se

oía en el vasto patio y los extensos corredores sino un

murmullo sordo como de río correntoso que se remansa.

El sol calentaba demasiado .a esa hora. El patrón

mandó que se diera de comer a los indios. Pegábanse

la mujeres a la cocina. Portaban platos de madera o

de barro y los pilches.

Regresaban trayéndolos llenos

de una colada arcillosa. la mazamorra en la que flotaban

raros pedazos de carne.

·n

olor a carne quemada, al

chicharrón infame que deleita a los indígenas, se difundía

por el ambiente y lo hacía pesado. irrespirable.

A continuación les dieron · chicha en azafates rojos.

Todos

cOI~lÍan

o bebían .

.

lnten~perantes.

el indio nunca deja de tener hambre

ni sed, eng-ullían velozmente dos o tres platos de la maza–

mor<ra y sorbían con ruido desagradable, chasqueando

las lenguas carnosas, la chicha acre

y

chumadora de jora.

Culminaba el festín ele lo heliogábalos criollos.

-Va!nos-dijo Hugo a Raúl-. esto es inaguantable.

-Dénles toda la chicha

y

toda la comida que solici-

ten-indicó al sirviente más \·iejo-y huyó del brazo de

u primo, dudoso. entristecido.

Esa alegría ruidosa ele los indios que dishaza la infi-