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provincias del noroeste, contribuyendo como pocos .al mejor cono–
cimiento de la prehistoria del país.
(16).
En sus ",Notas ·de Arqueología Calchaqui" (17) declaraba en
el proemio, que no podía saberse si los restos arqueológicos descu–
biertos pertenecían a diferentes culturas, épocas y razas, y agrega–
ba: "Hay un gran número de datos que hacen sospechar que en aque–
IIos valles se han produddos
lo~
mismos fenómenos inherentes a la
lucha por la vida que en las demás comarcas de la tierra. Movimien–
tos de población que han dado por resultado cruzamientos de razas,
extensión de fas mismas, irrupciones dentro y fuera de su territorio,
em!igraciones guerreras o tranquilas en busca de mejores condicio–
nes; todo ha tenido por teatro
l~
región calchaqui, empujados sus ha–
bitantes por las mil causas que pueden mover las colectividades hu–
manas". Su intuición fué confirmada años después por descubri–
mientos a}queológfoos y por datos históricos nuevos, lo que le permi–
tió aclarar su pensamiento. "Por
e~ta
razón, decía, es necesario, al
estu,dia estos restos •arqueológicos tener en cuenta los elementos de
com aración que nos suministra la Etnografía Prehistórica, y aún
la actual e las naciones vecinas, con las cuales de grado o por
fuevza, algo seguramente han tenido que hacer los viejos calchaquíes
y forzo ament asimilar e muchas co umbres, cr·eencias y super–
ticiones comunes a elfas. Entre todas, la que seguramente más datos
nos· ofrece es la peruana".
Sin embargo, sostuvo, apoyándose para ello en el testimonio casi
exclusivo del Padre Lozano, que los Incas no dominaron la región
cakhaqui. Su afirmación más categórica es la siguiente: "Cada vez
más me voy convenciendo de que fuera de un estado de guerra contí–
nuo o ininterrumpido con los peruanos, muy pocas o ninguna fueron ·
las relaciones que tuvieron los
calchaquíe~
con ellos, y más aún, soy
de opinión que la civilización calchaqui salió de las fronteras boli–
viano-argentinas e invadió
a-1
Perú en épocas muy remotas, y ven-
(16)
Véase : "Costumbres
y
supersticiones en
1
los valles Calchaquies" en A. S, C. A. Tomo
"XLI
año 1895; " El
~ímbolo
de la serpiente en
la alfarería funeraria de la región calchaqui"
B.
I.
G. A. Tomo XVIII, año 1897; "La antigua
ciudad de Quilmes" B.
l.
G. A. Tomo XVIII.
año 1897; " Apuntes sobre la Arqueologí a de la
Puna de Atacama"
R.
M. L. P., Tomo XII, año
19o6;
"Expedición Arqueológica en Pampa Gran–
de" (SaHa) que él dirigió y sintetizó minucio–
samente en la Revista de la Universidad de
Buenos Aires. (más adelante: R . U. B. A.)
Tomo VI, año
19-06;
y
"Exploraciones arqueo–
logicas en la ciudad prehistórica de La Paya".
Tomo I, año
1907,
Tomo II, afio 1908.
(17) B.
I.
G. A., Tomo XVII, año r8g6 Pág
177.