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Tres años más tarde, en un estudio de las colecciones· reunidas por el
señor Zavaleta, en que examinara . las urnas, pucos, ídolos, tinajas
hachas, herramientas de piedra, objetos de cobre, de madera, etc.,
decía:
(12)
"Cuanto en estos valles es. objeto de ,admiración y de es–
tudio científico, desde las fortalezas, los panteones, las grutas con
petroglifos y rocas con pinturas polícromas, hasta los objetos de pie–
dra, barro cocido y cobre, no es, sin duda, la obra de una sola familia
humana; por el contrario, en las secufares construcciones mismas,
un ojo avezado ve la mano de diversos artistas y obreros, de tal modo
que en Calchaqui no hay un arte único, por más que hay un arte típi–
co, de .Ja propia manera que no hay una estirpe única en el gran valle,
verdadero laboratorio de razas por el cruzamiento de las familias na–
tivas que ora atraviesan la montaña como los araucanos, las soledades
de la llanura c:omo las del Chaco, o llegan en hordas conquistadoras,
siguiendo la ha dera del arco chincha, como '1-0s peruanos. . . . Así,
pues, cuando ae habla de cultura calchaqui -no se hace referencia a una
raza, y menos a los ealclfaquies al parecer de orígen guaranítico y
al .parecer también •lso bárbaTos que ,destruyeron una cj'Vi'Hzación
os estudio etnológicos en América
por considerar a los indígena un-0s salvajes exent.-Os cle interés
(13),
pero Qukoga, en cambio, prestó demasiada importancia a los c,alcha-
1quies, ai'Slándolos de los demás natur.ales del Tucumán y construyendo
sobre la ibase deleznahle de Lozano y su propio :apasionamiento regio–
nail y .poético, una histoda un tanito ,fantástica.
(14).
Perduran ade–
más, :para recordar -gratamente su nombre, sus trabajos de arqueó–
logo
y
sus ·interpretaciones talentosas de los ingeniuos símbolos in- ,
dígenas.
(15).
Don Juan
B.
Ambrosetti, uno de los más activos investigadores
del pasado argentino, realizó exploraciones por el territorio, comen–
zando por el litoral, pero marcó luego, señalada preferencia por las
(12)
"Antigüedades Calchaquies". B.
I.
G. A.,
1
Tomo XVII, año
18g6.
(13)
"Quisiéramos apartar de toda cuestión
1
social americana a los salvajes por quienes
sentimos, sin poderlo remediar, una inven·
cible repugnancia y para nosotros, Colocolo,
Lautaro y Caupolicán, no obstante los ropajes
civilizados
y
nobles de que los revistiera Er·
cill¡i, no son más que unos indios asquerosos,
a quienes habríamos hecho colgar
y
ce>lgaría–
mos ahora, si reapareciei-an en una guerra de
los araucanos contra Chile, que nada tiene que
ver con esa canalla!'
(14)
"Calchaqui", Buenos Aires.
1904.
(15)
Véase "Folklore calchaqui'". BI L.
G.
A.
Tomo
XVIII,
año 1897,
y
"El simbolismo de la
Cruz
y
el folklore en Calchaqui", publicado
en B.
l.
G. A . Tomo
XIX,
1898.