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Pero falta precisar .qu·1enes fueron, cuando se impusieron, cuando
desaparecieron, y cual
fué
el área de di1S1Persión de cada tri
1
bu. Sólo
así y perfeccionada la
nomenclatu.ra, .quedarán resu·eltos los múl–
tiples problemas étnicos, geográficos y cronológicos de la prehistoria
·del Tucumán.
La
ép-0ca no es, pues, de soluci'ones hechas sino de for–
mación de corpus ·documentales, de indagación de afinidades y de
trabajos en el terreno.
Irradiadones ·de las ·culturas de Tiahuanaoo y de los Incas sobre
los diaguitas han sido ya indicadas por arqueólogos
y
pr()lbadas por
·ellos, pero otros las negaron y algunos asignaron las analo:gías a mo–
vimientos migr:atorios en sentido inverso. Examinaremos los distin–
tos puntos d·e vista sustentados eii este cuestión y ofreceremos algu–
nos testimonios recién :descubiertos acerca de la difusión del 1quechua
en regiones ·donde no alcanzó ·el dominio incaico. Utilizaremos por fin
'
los eonocimientos adquiridos en años de 1permaneneia en el Perú, pa-
ra
~untualizar
por primera vez, con material :gráfico, ·las numerosas
semejanzas de
itos
y
d"e formas pereeptiples en la alfare:ría "Re–
cuay" del Callejón
e Huailas
y
en 1a '"'draconiana" de Jos diaguitas.
II. La acción incaica en
la
región diaguita.
Cuando Francisco P. Moreno, Samuel Lafone Quevedo, Juan
B.
Ambrosetti y Adán Quiroga, a fines ·del si.glo pasado, promovían en
el Tucumán la'S exploraciones arqueológkas destinadas a descubrir
las características sociales y étnicas de los aborígenes, era cortelati–
va en América la iniciación de estos trabajos
y
no les fué posible en
tal contingencia, contraponer la cosecha obtenida a los productos de
las culturas vecinas del antiguo Virreinato del Perú. Las crónicas
históricas,
con
sus testimonios, marcaban la senda probable por
donde debía encauzarse la inducción, pero era menester para ase–
gurar analogías constantes
y
no edificar con casuailidades, dar tiempo
al tiempo. Emprendieron estos precursores la misión reservada a su
empuje
y
con ver.dadero fanatismo consagraron su existencia a re–
sucitar los restos de artes e industrias, lenguas
y
vida del indígena
~rimitivo.
Era l'a única labor pertinente en esa época
y
Ja
dejaron
cu,mplida a conciencia, al punto que acreditan los estudiosos su cau-