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ADDENDA
Como en los idiomas indoeuropeos la división anotada no sirve
para otro objeto fuera de las guturales, así también en Polinesia las
zonas geográficas representadas no coinciden con las otras variaciones
consonánticas, por ejemplo, de
k,
t
y
s.
Limitándonos a la primera,
vemos que una línea recta puesta en la prolongación del triángulo me–
lanesio, que se dirige a oriente siguiendo la dirección de los paralelos,
algo más al sur del 15º de lat. meridional, divide los idiomas que con–
servan el sonido
k,
que se colocan al sur de dicha línea, de los idiomas
que han eliminado por completo el sonido, como Samoa, Tahiti y Ha–
wai, y otros que no lo conservan en todas las voces, como las islas Mar–
quesas, cuyos habitantes demuestran la tendencia a substituir
k
con
t
(substitución que ocurre por regla en Hawai). En cuanto al extremo
suroeste de la zona de lenguas de
k ,
el comportamiento de Nueva Ze–
landia, que tiene palabras con esa letra al lado de otras que la han per–
dido (ver § 1) , no debe extrañarnos si recordamos la fecha reciente del
establecimiento de los Maorí en las dos islas australes, procediendo de
una tierra puesta en el trópico (la legendaria Hawaiiki ) .
§ 11. Añora bien, ara justa comprel).sión del lugar que corres–
ponde a la le ua quecl:iua es interesante amplificar h acia occidente el
campo de n estr s i d agaaiones. Además de lo ya observado en las
variaciones de la voz
art/ii
( tabla
b)
véase la tabla siguiente, en que se
registra otra correlacion no me os sorprendente :
KUMARA, la batata
(1
pomaea batatas )
.
( TABLA E )
(Ca~~J;~as)
1
N. Zelonfa
1
Howei
Tahifi
1 Rarolongo 1
(Islas Cook)
Mongay
1Merques• • !
Rapa-nui
Perú
(Cook
kamo/
1
kumaro
1
ua/a
umoro
1
kuora
1
lcuor1J
1
kuma'a
1
humara
lcumoro
Muy simple resulta asignar al Quechua el lugar que le pertenece,
por lo que respecta al sonido gutural, ya que la forma peruana
kumara
(papa dulce ) , en contraste con
uala
y
umara
de Hawai y Micronesia,
lo clasifica entre los "idiomas de la
k" .
En cuanto al comportamiento de las líquidas colócase entre los
idiomas de la r, y si el ejemplo de la tabla B ) aparenta una conducta
distinta, téngase presente que ha intervenido en
awqui
una trasforma–
ción posterior, en sentido vocálico,
y
no la pura y simple pérdida de r
como en
aiki
(Marquesas) .
Como se ve, el Quechua se conduce, por su fonología , de acuerdo
con las grandes líneas geográficas que limitan la subfamilia de los idio–
mas del Sur. Y esta es justamente la h istoria de los hombres que intro-
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