MIRAMAR
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Representante de esta misma oposic1on entre nosotros ha sido un
americanista de grandes méritos, Eric Boman (20).
La condición actual de la cuestión "antigüedad del hombre en Amé–
rica" es desastrosa. Esto solía decirme, algo irónicamente, el malogrado
Boman, con la misma sonrisa del que mira, cómodamente sentado, los
esfuerzos ajenos en un ejercicio inútil. Esa frase refleja con exactitud
la situación verdader.a, provocada por hechos a los que no podemos ya
encontrar remedio.
Sin embargo, se han producido, a pocos pasos de aquí, hechos nue–
vos que modifican totalmente la cuestión. El que escribe no tiene más
dudas al respecto de la presencia del hombre en América, ya desde el
cuaternario inferior, es decir, en una época contemporánea a los más
antiguos hallazgos de vestigios humanos en Europa. Desde que formé
parte de
la
expedición científica a la costa atlántica, organizada en
1924
por
la
Facultad de Paraná (Universidad Nacional del Litoral) , com–
puesta por el Dr. Joaquín Frenguellí y el Prof. Francisco de Aparicio,
a los que se agregó posteriormente el Prof. Félix F. Outes, no encuen–
tro ya razones para alimentar aquel escepticismo que n_unca me había
abandonado hasta los días memorables en que, p evias las más exigentes
circunspecciones, después de e cavar muchas horas con nuestros brazos,
se encontraron las pruebas de la industria humana, en
~os
te.rrenos pre–
ensenadenses de
iramar
2"1 •
Y a es del dom· nio pÚblirn una rela-
encuentran en el terreno te.Lciario
( sic
a raíz de "bouleverseme ts et remaniments"
sufridos por las capas superiores, del todo modernas, en que los mismos objetos se
encontraban en un principio. Boman, más hábilmente, por cierto, afirma que los obje–
tos de la capa inferior son del todo iguales a los de los indios recientes, lo que haría
muy poco verosímil la ·autenticidad de los descubrimientos de Miramar.
Permítanos el ilustre antropólogo, cuyo mérito -
a parte el inmenso caudal de
conocimientos -
es
también la sinceridad empleada en sus artículos crícicos de "L'An–
thropologie", que seamos, a nuestro turno, sinceros, al extrañar como en pleno año
1923. no tuviese en cuenta las publicaciones de un tercer autor quien, desde 1920.
ha ido consagrando su actividad al estudio concienzudo del problema de Miramar. El
doctor Joaquín
FRENGUELLI
ha demostrado !.º que el terreno chapalmalens.e no es ter–
ciario, sino cuaternario inferior; 2.
0
que
es
pueril, dada la estructura de las capas,
hablar en
ese
lugar de
boulevecsements,
y 3.
0
que no hay "identidad" de industria en
los varios niveles cuaternarios, sino una bien neta variedad de técnicas y del material
empleado.
(20)
BoMAN, Eric. -
Encoce l'Homme tecciaice dans l'Amécique du Sud,
en
" Journ. de la Soc.
des
Américanistes de París", XI· (1914-19), págs. 657-664.
BOMAN,
E. -
Los vestigios de industria humana encontcados en Micamac ( Rep.
Acg.)
y
atcibuídos a la época terciaria,
en " Rev. Chilena de Hist. y Geografía",
XXXIX (1921), págs.
3~0-352.
(2 1) Ver las noticias publicadas por "La Prensa" y " La Nación" del día
24 de Abril.