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ALBORES EN EL LABERINTO

su aislamiento, más pura que toda otra, y mejor definida en sus carac–

teres diferenciales (28).

Henry Vignaud, en nuestros días ( 1911) repite las mismas pala–

bras de Ulloa: "Quien ha visto de cerca a un indio, los ha visto a todos;

en efecto, cualquiera sea la diferencia que pasa entre uno y otro, conser–

van siempre una semejanza general que impresiona al observador, y no

permite dudar que pertenezcan a una misma raza. . . Añádase que, en

lo mental, son una misma cosa" (29). La misma tendencia, aunque

sostenida por razonamientos más complejos, es seguida por Brinton. No

ignora este autor que, mientras, por ejemplo, los Botocudos son típica–

mente dolicocéfalos, los Araucanos son braquicéfalos, que el índice nasal

oscila en los americanos más que en los blancos, que el color de la piel

varía entre un bruno intenso, con matices rojizos, y un color tan

pálido que no se distingue de ciertos europeos, que, aunque la pelosidad

de la cara es nula en la generalidad, D ' Orbigny ha visitado una tribu

que llevaba una barba tupida y larga; que la estatura varía no menos

ampliamente que le demás caracteres, oscilando entre la gigantesca y la

enana (desde 1. 90 m. de algunos varo,ies adultos de Patagonia a 1. 50

m. de los Va r¡µies de la Guayana).

A pesar de esas di:vergencias, acepta Brinton en un todo el veredicto

de Kóllmarn, y reconoce a unidad de la raza americana, ya que tam–

bién las demás razas füancas, negra, amarilla, no están exentas de osci–

laciones considerafiles en

el

índice cefálico, color de la piel, estatura, y

demás ca:ractei;es

(J O) .

Diferente, y muy curiosa por cierto, es la solucíón de Ameghi–

no (31) : no -reconoce este sabio una " raza americana", sino varias ra–

zas, netamente diferenciadas entre sí. pero, a pesar de esto, absolutamen-–

te autóctonas y originarias de América. No hay -sostiene Ameghino–

para qué rechazar una multiplicidad racial originaria en América, si pen–

samos cuán múltiple es la humanidad de Europa, Asia y Africa (32).

( 28 )

(29)

( 30)

pág. 40.

KOLLMANN, Julius.-en "Zeitschrift

f.

Etbnologie", XV, 1884, pág. 43.

VIGNAUD,

H . -

Le probleme du peuplement.

. .

etc., pág. 17

y

18.

BRINTON, Daniel

G. -

A review of the Data for the Study .

.. ,

etc..

(3 1) AMEGHINO, Fl. -

Antigüedad.

.

etc., pág. 54.

( 3 2)

" No admitimos una raza americana, como no admitimos una raza asiá-

tica, por haber en Asia naciones enteras de amarillos, blancos y negros y basta cobrizos :

como no admitimos una raza europea, porque hay en Europa blancos y amarillos

y

hubo negros en el Cáucaso : como tampoco admitimos una raza africana en toda la

acepción de la palabra, porque hay en Africa no tan sólo negros, sino blancos

t ambién, y hasta rojos." AMEGHINO,

Antigüedad .

. . ,

pág. 54.

Estas frases tienen un sentido tan solamente si

se

entiende hacer una crítica a la