260
ALBORES EN EL LABERINTO
ríe ( 1O). Viceversa. pónese en un nivel de consideración a los pueblos
sin historia, condenados a un exagerado desprecio por los clérigos y con–
quistadores de antaño, y por los liróforos de hoy. Los pretendidos "sal–
vajes" resultan ser inventores o poseedores de formas de cultura material
y moral que a veces se nos presentan connexas con las respectivas for–
mas de los pueblos de Méjico, Centro América y Perú ( 11). Se produce,
como se ha visto, algo como una revolución de los valores tradicionales.
(1
O)
El autor que con mayor empeño y autoridad se ha dedicado a esta
cuest1on es W. H. HOLMES, quien presentó al Congreso lntern. de Americanistas, cele–
brado en Stuttgart, el año
1904,
una memoria, cuyo título
Contributions of Ame–
rican arcbaeoloy to human bistory,
(pág. 3
4
5-3 5 6) es toda una promesa para quien
haya medido las dificultades que presenta el problema jerárquico· de las culturas, acre–
centadas aún
más
por interferencias sentimentales.
A
S.
Enli9htened
9.
Civilized
3.
2.
1.
FIG. 68
E'gucma de Holmes (ver
not3
10).
Al considerar el diagrama construído por Holmes, en que la cultura americana está
indicada por C.
(Savage culture),
se recibe
la
impresión de que este autor ha sido
mucho más severo que Capitán y Brinton. Sin embargo, esta impresión se desvanece
al tener en cuenta la escala de valores establecida por Holmes:
1
pre-savage,
2
savage,
3
barbarous, 4 civilized,
5
enligbtened.
El haz que en el diagrama representa a los ame–
ricanos indica la posesión de un "estado medio de cultura, en que la hu°manidad asume
una forma definitiva", y se encuentra en la mitad del camino
haci~
la condición superior,
caracterizada por la creación de naciones poderosas y el desarrollo del sistema de regis–
tración de los hechos.
( 11)
No para citar autoridades, cuya lista, en este punto, comprendería casi
toda la bibliografía de los etnógrafos modernos de América, sino para indicar una feliz
expresión de nuestro concepto, pláceme recordar la sintética formula de RATZEL, según
el cual las culturas de la América
antigu~
no son un "fenómeno aislado, que se levante
desmesuradamente arriba del nivel de las demás poblaciones americanas".
" Si en algunos determinados lugares esa cultura se manifiesta en forma algo más
elevada y resplandeciente, ella aparece o en carácter de germen, o como fruto infecundo,
también entre aquellos pueblos americanos que no han creado pirámides ni fundado im–
perios ... " F. RATZEL, l.
c.
lll, p. 695.