FIG. 47
Pcrsonaj;s de
la
fila inferior de
Ja
portada (lado derecho)
.
APÉNQICE 5
DILEMAS DE TIAHUANACO
Innumerables definiciones de las famosas ruinas están contenidas
en los escritos de los varios Autores, empezando de las conocidas frases
de CIEZA DE LEÓN: "cosa notable ·y para ver" y del padre CoBO: "edi–
ficios dignos de que no se pase de corrida y sin ponderallos". (I, vol. IV.
cap. 19; II, cap. CV).
Bajo el aspectG füerario, los autores de hoy
~f':a
se han distinguido
por una adjetivación grandilocuente, euando, en realidad, más que las
galas del lenguaje, necesitálbase la agudez del análisis y una profunda
doctrina, puestas al servic:io de la interpretaci0n.
Pero ninguna aefini.ción es más smiprendent!e
i
concluy¡ente que la
excogitada por el ingeniero Arturo Posnansky, domiciliado en La Paz,
el que nos asegura qu los templos de Tiahuanaco no son tan solamente
colosales,
sinó también
megalománicos
(III, pág. 6). Yo sostengo que
este adjetivo, megalománico, representa y compendia la realidad más que
ningún otro, especialmente si queremos expresar que la falta de medida
y contralor ha caracterizado la conducta de la mayoría de los escritores,
de tal modo que se ha ido adensando una espesa oscuridad que amena–
za borrar los contornos de los más preclaros vestigios de la cultura pre-
colombiana de Sudamérica.
·
Entre los lugares comunes de que generalmente se abusa, encontra–
mos en primera fila la presunción heliolátrica.
Después de los estragos causados en todo el mundo por el método
de Max MÜLLER, nadie podía evitar que la religión solar sentara sus
reales en la altiplanicie, con todo el armamento etimoiógico y simbó-
lico que le es peculiar.
·
Para ser más -exacto y no descuidar el factor tiempo, diré que la
hierografía americana ya desde sus primeros pasos resintió fuertemente