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FILOLOGÍA DEL ASNO

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con él, pues, sin contradicción, poseyó el vocablo

anshu.

Hay más: el

vocablo súmero ha tenido una influencia tan predominante, que se ha

conservado hasta hoy en todos los idiomas principales, no excluído el

castellano (2). Ricci afirma que ese pueblo súmero tuvo necesariamen–

te que habitar el área americana durante el tiempo _en que estuvo for:..

mándose su idioma, porque de otro modo, si no la visión, a lo menos

la fama del caballo (león, vid

y

palmera) habría llegado hasta él, de–

jando huellas en el léxico (2). Ahora bien, ¿ha pensado el Prof. Riccí

en

la

consecuencia más directa de su argumentación:

que

la

noción

y

el

( 2) El grapo de los tres nombres del asno: lat.

asinus,

anglo sajón

assa

y

germ.

esel,

se deja enlazar sin dificultad con la voz griega ovo<;, supqniendo las

formas antiguas o [s] nos, a [s] nos.

Remontando más allá del vocablo

asnos,

Lydekker sigue (pág. 215) la idea

de una hipotética procedencia del vocablo semmco

athón

(hebreo

in~'

asno

hembra). Los sonidos intermedios serían

q[th]nos,

y la sucesiva substitución de s

a

th

(dental convertida en sibilante).

.

'

A las transformaciones de la forma

asnos, asnas,

añade Hehn las otras: gótico

asitus,

lituano

asilas,

eslavo

osilu.

He seguido, remoo,tando

los orígenes,

la

llisto~ia

de esa idea, de la

proceden~

cía de

asnos

de una voz semítica

a hón,

y la he encontrado ya en Hehn (pág. 460)

quien, a su vez, la asigna al erdadero autor, Benfeg.

~

Sin embargo, por una cantitlad de moti:vos históricos,

y;

hasta por las menores

dificultades fonéticas que ofrece, creo preferible la doctrina de Hommel, expuesta en

su trabajo de 1894./,'"Según Hommel, los dos vocablos

o

JI!

o<;

y

asinus

están en •

relació-n con la voz súmera

ansnu.

Es evidente que el parentesco es más directo qu•

con

el

hipotético protohebreo

athón.

Una vez superada esta dificultad preliminar, la filología de esta familia animal

se presenta bie¡. clara.

H

emionus

es igual a medio-ovo<;. ÜQe'lÍ<; corresponde a "ani–

mal de la montaña" Hehn) .

Onager

es un ovo<; ayQtO<;, asno salvaje.

En cambío las voces ital.

somaro

y

griego moderno

yoµá.Qt,

las que no si–

guen el mismo camino de las transformaciones ass,

áne, asino

y

asno,

tienen sin em–

bargo ·caracteres de identidad con

anshu

súmero, en su acepción general de "bestia de

carga" (Oppert). Efectivamente su etimología deriva de

soma

y y

Ó

µo<;, la carga.

Más complicado pareció- un tiempo el origen de las formas

mannus

y

buricus,

de piocedencia ibérica, pero extendidas · en Liguda (dialecto piamontés:

burríc).

DIEFENBACH (

Orige11es Europere,

p. 3 78) ha demostrado que se trata de co–

rrupdones ibero-célticas, respectivamente de las palabras Hemionus y OQE'IÍ<;, en la

que el sonido

b

reemplaza el digama perdido.

Aquí, con la historia de la palabra burro, se termina la vasta cadena de vocablos

cuyo primer anillo es

ansbu.

Cfr.:

LYDEKKER, R. -

The

Horse

and its relatives,

ya citai:lo, p. 215.

HEl:IN, Víctor. -

The Wanderings of Plants and Animals from thefr

firse

liome.

London, 1888. pp. 460-462.

HOMMEL, Friedr. -

Sumerische Lesestücke,

München 1894,

fide

De Micbelis.

..