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96 .

AMÉRICA

Y

BABILONIA

Como se ha visto, la premisa de Hommel ha devorado a sus hijos.

Antes de emplear esa premisa como término mayor de un silogismo,

necesario era, según un elemental precepto de crítica histórica,

qu~

el

Profesor Ricci analizara su contenido lógico (2), e intentara descubrir

la

intención demostrativa que le dió alimento (3)

(2)

Contrariamente a lo que suponen los lectores de la colección de 0ncken,

las ecuaciones

kur

=

montaña

=

este

=

patria

no fué un descubrimiento del filólogo Hommel, pues cuenta con una historia larga

e interesante.

Ya en

18 63

J.

OPPERT, uno de los fundadores de la Asiriología, había obser–

vado que el

ideograma correspondiente a

kurra

entra en la composición del nombre

con que los Súmeros indicaban "viento de levante". Ver OPPERT,

J. -

Expedition

.scíentifiqu~

en Mesopotamie,

2 vols.,

1863.

París, tomo U . pág.

76, 90-91.

Por esta razón Oppert tradujo esa voz con "este". Pero luego otras equivalencias

-del mismo kur con el nombre de "montaña" le hicieron preferir esta última tra–

ducción.

Sin embargo, la correspondencia de "este" con "montaña" no es sino nn efecto

de condiciones geográficas, vulgarmente conocidas. El caldeo de Sumer veía el sol

levantarse de las montañas de la Media, que encierran el valle a oriepte. Knálogamente,

el portugués de l:;isboa llama "viento del mar-" al viento de occidente, sin que las

palabras

'1mar" y

'occident "

deban por. eso confundirse. En una

locución como

esta:

Nin Karrak abrakkat

lkur, que Hommel

raduce

(pág.

153):

Señora de Ka–

trak, princesa de la casa del monte,

es fácil ver que lo mismo vale "de la casa puesta

a Oriente"

1

si queremos preferir esta Dranscripción del último signo, kur.

De Homme es

e

cambio, el último signifioado, de "patria". Es cierto que en

muchas palabras geográficas,

kur

equivale a "lugar" o "tierra". Pero es una presun–

ción de Hommel que signifique "el país por excelencia" o la "patria", "el país origi–

nario". Hay otras voces súmeras que significan "país", como ser

kin,

(HOMMEL,

pág. 152),

kalam

(DELAPORTE, pág. 17) y

mada

(OPPERT;

Les peuples et la

langue des Medes,

París,

1879,

pág.

10-16).

La última de esas voces debía formar

el nombre gentilicio de un gran pueblo conquistador, los Médoi. En cuanto al "país

·por excelencia", o tierra de Súmer, en lengua sumérica fué dicho

Kengí,

o

Kalam,

para

distinguirlo ele

"país en general", indicado por el vocablo

Kurkur.

(Delaporte, pá–

gina

17) .

Nótese que "las comarcas", es decir, el resto del mundo que no es Súmer,

se

indica justamente con el plural

(de redoblamiento) dei vocablo'

kur.

Esto, para

nuestra demostración no puede resultar indiferente.

( 3)

Si alguien deseara escribir la historia de la paleolingüística, no podría hacer

un trabajo

p~rfecto,

sin tener en cuenta el carácter

a postcríorí

de las demostraciones

de Pictet, Kremer, Hommel y Schrader.

Obsérvese que la tesis de Pictet es la procedencia del

urvolk

del Pamir, idea vieja

•Como el mundo. Kremer, a su vez, se propone demostrar que los Semitas descendieron

del Ararat,

según

reza

la

tradición

judía; y

la paleolingüístíca

les brindó

tanto

al primero como al segundo sus elementos de prueba más o menos alambicados, que

constituyeron para nuestros buenos viejos tan sabrosos manjares.

No se crea que Hommel baja al campo linguísrico con la serena libertad del que

sale en busca de elementos de juicio, sin tener ideas prejuzgadas. Si la exposición del