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píncuo, cantos, música de flautas y atam–
bores, monorrítmo de victoria agreste.
La abundancia de alimentos debió produ–
cir
un permanente bienestar entre las gentes
sencillas
_y
sin inalcanzables aspiraciones
que poblaban las pintorescas quebradas de
los Andes. Fué el secreto de su densifica-
.
,
CIOil.
Las frecuentes fiestas con motivo de sus
días magnos religioso-agrarios, tendían
a
cierto hedonístico aprecio del vivir. Algún
excesivo consumo de la bebida castiza dá re–
lieves epicúreos a determinadas manifesta–
ciones de
la
vida inkaica.
Pero la sensación general es de plácida.
quietud.
del perú
Nostalgia
Ensombreció el límpido cielo del Tawan–
tinsuyu el dolor de los exilados. El sabor de
lágrimas de su música es mal de ausen–
cia. Pocos hombres en el planeta en tan ín–
timo enlace con su tierra que el peruano de
las serranías. Salir de los patrios lares no
lo imagina_. El
mitmaj,
el que iba a coloni- ..
zar
otr.ospaíses, era arrancado-tal la pala–
bra-de la tierra, como el árbol o la planta.
Ayllus enteros del Cuzco
m~rchaban,
como
en los bíblicos éxodos, a la planicie Titikaka
o a lo$ valles costeros, a repoblar
tales
sitios,