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organización que la cbndujo a su perfecoo–
namiento.
El Tawantinsuyu consumó la utopía de ex..
tender el bienestar al mayor número, supri–
miendo las desigualdades de la riqueza.
Culto hélico
El Sol, como padre de todo lo viviente, co–
mo un gran director y cabeza de jerarquía
en el amoroso cutivo de la tierra, fué ado·
rado por esta asociación de labriegos que
se Ba1nó el Imperio de los Inkas. Tránsito
naturalfs"mo de la autoridad que
rige
!a.g
faenas rurales a la jefatura de la asociaci·)u
total (Hombre y Tierra)
:
en lo religioso.
el señor
de
eñores, el primero de los dio–
ses tenía que ser INTI. astro del día_, cuyo
paso por los c-ielos va fijando la sucesión de
las labores del
campo;
reloj y calendario,
el
Sol es el Dios lógico de las agrupaciones–
rurales.
El agrarismo religioso no puede ser sino
culto del Sol.
Arte
y
rurallsmo
El labriego crea la tierra agrícola con
el
mismo fervor que un dios demiurgo.
El
cerámico hace
el
cacharro
como
el Crea-