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sobre todo por pertenecer al aillu-j efe; la
tribu Maska le daba el privilegio de mandar
soberanamente.
Quien podía contar con más hombres que
le ayudasen en cultivos
y
demás labores cam–
pestres era llamado Kapaj : rico en hombres,
no rico en tierras ni productos. El K.apaj era
reverenciaqo en la paz y temido en la gue-
rra.
El elemento colectivo absorve por comple–
to la vida inkaica. La sociedad lo es todo: el
individuo, nada.
Próspera co1nunidades sedentarias, sus je..
fes se distingui ron por su paternalismo. El
lnka no era sino un gran paterfamilias que
presidía el banquete doméstico
y
las fiestas
y
los actos litúrgicos de su clan escogido
y
dominador.
Claras tradiciones conservadas en el pue–
blo,
concretas refe.rencias de viejos cronistas
comprueban la verdad histórica que nos ha–
bla del Inka como del Padre, el Benefactor y
t:J Amp.aro de sus súbditos. La naturaleza de
esta sociedad de campesinos guarda armo–
nía con el carácter paternal del gobierno
inkaico. Proveía al bienestar de su pueblo
t·n virtud de su organización
col~ctivista.
El
j efe del
f
alansterio tiene n lós ojos de la mul-