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bra Diablo. Los adoctrinantes tradujeron al
kes\va Ukju-Pacha .
y
Supai; pero
Ukju–
Pacha no era sino una designación topográ–
f)ca, y
Supai era, mejor que Satán,
un
genie–
cillo
burlóu, un gnomo inofensivo..
Un
pueblo.
que
no vive como
de
viaje, sino
quo vive toda su vida ·y nada más que
su·
vi–
ti a, sin inquietudes por una sanción ultra–
terrestre, sin ansiedades por el premio celes–
tial o el castigo del infierno, era un
pueblo
que poseía un sentimiento
de
seguridad y de
confianza en la vida. De.
allí
su enorme op–
timismo, su fe en el humano
esfuerzo,"
su
alegría
de
la e-:xistenQia.
Todas estas irtude.s características las
fue
perdiendo el
abori
o·en, bajo la tiranía de sus
distintos
amos, a
quienes pudo llamar, con
propiedad, demonios ,
una
vez que
el
único
infierno que sufrían se llamaba Potosí,
H
uancavelica, las chacras de coca
o
los obra-
.
J8S.
Placidez .virgiliana
Un .sentimiento de placidez virgiliana
as–
ciende de la historia inkaica; vallecitos cul–
tivados, ribazos brillantes de
verdor,
henchi–
dos graneros, danzas
y
libaciones: en la pra–
dera, comidas públicas presididas por el In–
ka, faenas del sembrío, del riego
y
la recolec•
ción, ofrendas de ópimos frutos al Sol pro-