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titud todos los aspectos de un di'os dispen–
sador de bienes.
El
comunismo
El producto arrancado a la tierra con el
trabajo de todos no podía ser de nadie en
particular. No hay propiedad individual. La
tierra pertenece a la asociación. Sin em–
bargo, el individuo está obligado a dos cla-1
ses de trabajo agrícola; tiene que labrar las ·
parcelas que se le adjudican por el Estado
periódicamente
y
los terrenos privilegiados
del Sol
y
del In
; en uno
y
otro esfuerzo
cooperan sus cóí'rades. Cada uno,
á
más de·
agricultor, es alfarero, tejedor, fabricante
de herramientas o armas. Pero, todos los
prbd~ctos
del arte o de la industria se re–
cogen en los depósitos públicos, en kolkas
y pirw·as, para ser distribuidos "a
c~da
uno
según sus necesidades". Todos los
hombre~
ejercen una función, dentro de la unanimi–
dad del trabajo. Nadie e-stá exceptuado de
aplicar su actividad a la produdción: mu–
jeres, niños, ancianos, realizan un género
de labor proporcional a sus capacidades.
El Inka inicia el laboreo de los campos.
No se conoce parasitismo, como tampoco
proletariado. La comunidad agraria que
hallaron· los Inkas recibió de ellos elevada