HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN HERUANA
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El signo «balsa».
El
religioso,
que ve en la mencionada figura central al dios
nacional
de los Aimaras.
En estos diferentes ensayos, en que se considera, sin mayor
acuerdo, a
la
raza y a la cultura que nosotros llamamos protoco–
llaguas, y aquellos escritos
aimatas,
como nacidos
in situ,
con
prescindencia de un posible origen remoto que hubiese provocado
su
venida
del Oriente del continente americano al altiplano de los
Andes, carecen, a la simple vista, de
valor crítico
apreciable.
Relacionar las figuras antropomórficas del friso de Kalasasa–
ya con concepciones initológicas y angélicas, impropias de la filo–
sofía pueril de los andinos, equivale a
viciar
deliberadamente un
problema de índole opuesta.
Ver en
Ticsi Viracocha
a un dios "nacional" de los Aiinaras,
podrá tolerarse tan sólo como una ingeniosa hipótesis, condenada
.
.
a pr'l;ori.
Queda dicho que Tiahuanaco fué la urbe sacerdotal del único
culto de carácter nacional que practicaron sus fundadores, el de
los Amaya Kontatas,
t·iac huáñucs
o
muertos sentados,
ajeno por
todo concepto de tiempo y lugar del
culto del Sol
(Inti), inventa–
do siglos más tarde por los Lupacas, de cuya cepa procedió Manco,
y cuya capital litúrgica fué el Cuzco, cuando Tiahuanaco había
dejado de existir cuatro o cinco largos siglos atrás.
· De suerte que: culto nacional de los
Ainiaras de Tiahuanaco
a quienes nosotros damos el apelativo de Protocollaguas, fué
el
de los Mu,ertos.