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R. CÚNEO - VIDAL

la cual parece simbolizar la

realización estática del esfuerzo

en

que se ven empeñadas las cuarenta y ocho figuras menores que le

forman friso y complemento.

Estas parecen simbolizar

el comienzo del acto

que aquélla da

por ejecutado: el de acudir, presurosas, de un. llano amagado por

. algún peligro inmenso hacia una cumbre salvadora.

El escultor kalasasaya, que en hora feliz para la inteligen–

cia de la prehistoria americana, tomó de su cuenta grabar el

mensaje

que aquellas cuarenta y nueve figuras transmiten con

su actitud al pensador moderno, ha sabido traducir con una téc–

nica cabal, por una parte el movimiento de avance, intencionado

y gimnástico, esto es, la cuasi carrera en que vemos empeñadas

a las cuarenta y ocho figuras menores, y por otra parte el reposo

estático de viajero fatigado, apoyado en dos bordones, del que

alcanzó, envejecido, la meta que se propuso alcanzar, de la fi–

gura central.

/'

Esta representac,ión de la raza que de las orillas del Atlán-

tico y de la hoya armazónica acudió al altiplano de los Andes, se

mantiene de pie sobre cierta teoría de peldaños que para nosotros

va

más allá

del valo-r genérico

tierra

(plana o montuosa), asignado

por Posnansky al "signo escalonado", detalle frecuente de la or–

namentación protocollagua.

1

Según nuestro entender, aquella teoría de peldaños escalo-

nados no es otra cosa sino

el perfil- de Ja Cordillera de los Andes,

con el Q.etalle .de sus pendientes y contrafuertes, _sobre cuya base

mueren las ondas de dos acéanos azotados por los signos

tempes–

tad

y

monstruos marinos,

alegóricos, éstos, de los cataclismos que

algún día provocaron la afanosa peregrinación de las razas pre–

collaguas de las orillas del Atlántico a la meseta salvadora de los

..A

..

ndes.

Para que el signo alegórico, no antojadizo

ni

fantástico, sino

fundado en lo más entrañable de las añoranzas de la raza que

lo ideó, sea aún más claro y explícito, el escultor arcaico trazó

sobre una cresta de la cordillera sobre la cual se presenta de pie

la mencionada figura principal, cuatro teorías de cumbres, en