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R. CÚNEO -VIDAL

pacari (tapaccari)

en el sentido de

nido de hornbres;

nombre n

que

nido

parece responder a la noción de

honibres cóndores.

En ciertas actuaciones, que recuerdan los

autos

sacramen–

tales de la edad media europea, con las cuales s

rememora en

la sierra peruana

y

boliviana la tragedia de Cajamarca, que huella

tan honda dejó en la mente indiana, el Inca se presenta rodeado

de nutrida teoría de

honibres cóndores,

trasunto indubitable de

los antiguos "mallcos".

Establecido el valor filológico, folklorístico

y

gráfico de la

voz

manco,

réstanos _establecer el de la voz

capac.

El nombre Manco Capac, que con ella se forma, adquiere

construcción castellana,

inversa de la quechua,

en la forma si–

guiente: el

Oapac de los Mancos,

y

nos da a entender que detrás

del Manco explorador, o sea del guía designado por la voz

mallco,

estuvo el Capac del cual dependió; o en otras palabras, que el

capac

fué el mandón o régulo del conjunto de aillos que de la

isla de Titicaca

e la eomavca ribereña adyacente salieron a la

fundación del

Cuz~o

1

y

el Manco un simple

sco1d

o un simple sa–

télite que lo guió

legada que fuese la oportunidad, a tierras de

antemano reconoe' a .

En la época contempla a en el presente capítulo, los

capacs,

como tales

capacs,

tuvieron el mando de determinadas comuni–

dades, a título de

pu<J,ientes,

o como hoy diríamos, de

ricos,

que

tal es el valor literal de la palabra.

Es de creer que a este título poseerían en el

~eno

de sus pro–

pios aillos el mayor número de familias, provistas de los utensi–

lios domésticos que denotaron cultura y bienestar, el mayor nú–

mero de mocetones aptos para los menesteres de la agricultura y

de la guerra, los rebaños más numerosos, y, por sobre toda otra

consideración,

la sMnilla del maíz,

propia de tierras templadas,

semilla que antójasenos que viajaría con ellos al ocurrir la ida a la

fundación del Imperio a lomo de

llanias

sagradas, llevadas del

diestro por sacerdotes, a modo de incomparable tesoro, tal cual

vemos conducidas en los bajorrelieves de los templos egipcios, las